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Los expertos, especialmente los de cuidados paliativos, salieron a la palestra en cuanto el presidente Macron anunció su deseo de incorporar al ordenamiento francés una ley que reconociera jurídicamente el deseo de quienes piden asistencia médica para adelantar su muerte.
Muchas voces coincidieron en la falta de sentido de reformar la vigente ley Claeys-Leonetti de 2016 –había alcanzado un excepcional y casi unánime consenso parlamentario–, cuando todavía no se ha aplicado en todos sus aspectos y matices, y muy particularmente en lo relativo al impulso de la medicina paliativa, como gran instrumento para asegurar la dignidad de la vida humana en su tramo final.
En esta línea se inscribe el reciente informe del Tribunal de…
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