En África muchos minusválidos han conseguido superar sus limitaciones y se han convertido en miembros del parlamento, funcionarios o empresarios. En esta década, países como Zimbabue, Mali, Sudáfrica, Zambia, Bostwana o Uganda han declarado ilegal la discriminación contra tales personas. Además, varios países cuentan al menos con una persona discapacitada entre sus cargos públicos. Hace años era poco frecuente ver en África a personas minusválidas, porque se las condenaba a vivir al margen de la sociedad.
El cambio se debe, en gran parte, al incremento de los grupos en pro de los derechos de los minusválidos. Pero el punto de mira de las reformas no son sólo las legislaciones. Según Seth Mpooya, director ejecutivo de la Unión Nacional de Discapacitados de Uganda, «la actitud de la sociedad con respecto a los discapacitados está cambiando definitivamente. La mayoría de nosotros -dice Mpooya en International Herald Tribune (22-IV-1997)- tiene trabajo. Nuestro nivel de vida es bastante alto y la gente se ha dado cuenta de que somos tan inteligentes como cualquiera». Hoy, en Uganda, al menos cinco parlamentarios son personas con alguna deficiencia física. Además, el gobierno ha adjudicado recientemente un puesto de juez a una mujer paralítica, un hecho sin precedentes.
En un pasado no muy lejano, los minusválidos que vivían en el campo eran considerados inútiles porque no podían acarrear agua, recoger leña o apacentar el ganado; en las ciudades, estaban repartidos por las aceras pidiendo limosna.
Quienes escapaban de la mendicidad, sólo encontraban trabajo en empleos poco lucrativos. Igualmente, los trabajadores que, por enfermedad o accidente, quedaban discapacitados, eran despedidos.
Ahora, los recientes cambios auguran mejores tiempos para los minusválidos. Según Alexander Phiri, presidente de la Federación Africana de Discapacitados, los 53 países del continente cuentan con organizaciones que defienden los intereses de los minusválidos.