El tan sonado lanzamiento a finales de agosto de un fármaco contra la falta de deseo sexual en las mujeres resalta una de las grandes paradojas de la sociedad contemporánea: si bien la higiene pública y la ciencia médica han barrido prácticamente viejas enfermedades como la viruela o la polio, otras enfermedades y trastornos mentales tienden a crecer y multiplicarse, de tal modo que la humanidad parece estar tan enferma como siempre. ¿Estamos respondiendo a estas epidemias del modo más efectivo?
La moderación es un buen punto de partida para combatir estilos de vida patológicos
Los escépticos sostienen que el trastorno de deseo sexual hipoactivo (TDSH) –el mal que se pretende mitigar con el fármaco Addyi, apodado como “la Viagra rosa”– no …
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