En una entrevista de Emilio de Benito, Shoukrat Mitalipov afirma que el experimento que le ha hecho famoso (ver artículo relacionado) no es “clonación”, sino “transferencia nuclear”. Su equipo tomó un óvulo humano y sustituyó el núcleo por el de una célula diferenciada (de piel) extraída de una persona. La célula resultante comenzó a mutiplicarse como un embrión hasta la fase de blastocisto, del que se tomaron células madre (lo que supuso destruirlo) con el mismo ADN nuclear que la persona que aportó la célula de piel. Por tanto, no ofrecían riesgo de rechazo y eran, en principio, capaces de dar lugar a células de toda clase.
Todo eso, Mitalipov no lo llama clonación, porque –dice– ellos solo han obtenido células, y “las células no se clonan”. Según él, la diferencia está en el resultado que se pretende: “Se clonan los seres vivos, y nosotros nunca nos planteamos crear seres humanos”. Por otra parte, no dice que se oponga a clonar personas; solo dice que por ahora no es posible. Y a juzgar por lo que señala a propósito de distintas técnicas de reproducción asistida, parece que en general no tiene objeciones a cualquier manipulación con finalidad terapéutica o de procreación.
Sin embargo, Mitalipov admite que ha hecho lo mismo que dio origen a la oveja Dolly, el primer mamífero clónico, solo que él no ha dado más que el primer paso: ni era su intención ni cree que podría haber llegado más allá. “No sabemos todavía bien cómo se produce el proceso de desarrollo del feto”. “Nosotros solo controlamos unos cuantos factores, que son los que usamos. (…) Con fármacos y otros productos podemos conseguir replicar los primeros pasos del desarrollo embrionario, pero faltaría aún mucho para que sea igual [a lo que se da] en la naturaleza”.
El periodista pregunta qué aportan las células obtenidas por Mitalipov que no tengan las células madre inducidas, las que se sacan de células adultas mediante la reprogramación descubierta por Shinya Yamanaka (ver Aceprensa, 9-10-2012). “Eso es lo que estamos trabajando ahora –responde Mitalipov–, pero por lo que estamos viendo, nuestras células son mucho mejores. En ratones, son más robustas, tienen una respuesta mejor”. Según él, la ventaja debe de estar en las mitocondrias, orgánulos que están fuera del núcleo y contienen el 0,1% del material genético de la célula. Si se parte de un óvulo, las mitocondrias son “nuevas”; si se reprograma una célula adulta, las mitocondrias proceden de muchas divisiones celulares.
Mitalipov también dice que conseguir el dinero necesario para el experimento no supuso gran dificultad.