Según el último informe estadístico sobre sanidad de la OCDE, Health Data 2003 (ver www.oecd.org/health/healthdata), el gasto sanitario de los 30 países miembros -los más industrializados del mundo- alcanzó en 2001 la cifra más alta de la historia. El gasto medio se sitúa así en el 8,4% del PIB, 1,1 puntos más que en 1990 y 0,3 más que en 2000. Sin embargo, muchos países no logran tener más esperanza de vida, a pesar de que destinan muchos más recursos que otros.
Estados Unidos sigue siendo el país con más gasto por habitante, 4.900 dólares, más del doble que la media de la OCDE (2.100 dólares). La mayor parte del gasto sale de los bolsillos de los estadounidenses, ya que solo alrededor del 25% tienen algún tipo de seguro público. En total, el gasto sanitario en Estados Unidos ha subido del 13,1% del PIB en 2000 al 13,9% en 2001. En esa franja de proporción del PIB están Suiza (10,9%) y Alemania (10,7%). Los que destinan menos porcentaje son Corea, Luxemburgo y Eslovaquia, que están por debajo del 6%.
El incremento del gasto, tanto público como privado, en productos farmacéuticos ha sido una de las principales causas del aumento del gasto sanitario total en los países de la OCDE. Entre 1990 y 2001, el gasto en medicamentos subió más del 70% (en términos reales) en Australia, Canadá, Estados Unidos, Finlandia, Irlanda y Suecia. Actualmente, este gasto representa el 10% del total en casi todos los países miembros, y más del 20% en Italia y Francia.
A pesar del aumento de gasto, el tiempo de estancia en hospitales se ha reducido gracias a que los nuevos tratamientos quirúrgicos son menos invasivos. Tampoco es causa del aumento el consumo de tabaco, pues varios países de los que más gastan (Australia, Canadá, Estados Unidos, Suecia) han pasado del 32% de fumadores en 1980 al 20% en 2001. Sí se espera que el incremento de casos de obesidad, que se viene produciendo desde 1980, se note en el futuro gasto, ya que este problema es un factor de riesgo para otras enfermedades como la diabetes, hipertensión, trastornos cardiovasculares, asma, artritis, etc. El problema afectará principalmente a Estados Unidos, México, Gran Bretaña y Australia, que tienen entre un 20% y un 30% de población obesa.
En efecto, en los países industrializados muchas enfermedades y muertes tienen relación con malos hábitos o riesgos evitables, como la mala alimentación, el consumo de alcohol antes de conducir y los accidentes laborales.
Esto puede ser una explicación de las diferencias entre el gasto sanitario y la esperanza de vida. Según datos del Consejo de Europa, Austria (75,9 años hombres; 81,7, mujeres), España (75,7, hombres; 82,5, mujeres) y Noruega (76,2, hombres; 81,5 mujeres) están entre los países con mayor esperanza de vida de Europa. Sin embargo, tienen un gasto sanitario por debajo de la media, según el informe de la OCDE. En cambio, Islandia tiene la mayor esperanza de vida en hombres (78 años) y Suiza en mujeres (83 años), y destinan el 9,2% y el 10,9% del PIB al gasto sanitario, respectivamente: por encima de la media de la OCDE (8,4%).
El resto de países con mayor esperanza de vida también tienen un gasto superior a la media. Pero resultan llamativos casos como el francés, con un gasto sanitario del 9,5% del PIB y una esperanza de vida inferior a la de España, que tiene un gasto del 7,5%. Bélgica, por su parte, destina un 9% del PIB a gasto sanitario; sin embargo, su esperanza de vida en hombres es de 74,6 y en mujeres, de 80,8: de nuevo, por debajo de España o Noruega (8,3% del PIB). El caso extremo es Alemania: destina el 10,7% del PIB a sanidad -el tercero más elevado, después de Estados Unidos y Suiza-, pero tiene menos esperanza de vida que otros países que destinan menos recursos, como Italia (8,4% del PIB), Austria (7,7%), España, Islandia (9,2%), Grecia (9,4%), Luxemburgo (menos del 6%), Noruega (8,3%), Holanda (8,9%) y Suecia (8,7%).