Contrapunto
Bajo el epígrafe «Ciencia», el diario La Vanguardia (3-V-93) informa sobre un congreso mundial de parapsicología que ha reunido en Barcelona a 1.500 personas. Entre ellas, asegura, «una impresionante lista de científicos, en su mayoría estadounidenses». Los participantes se mostraron molestos con los «charlatanes» que, al amparo de la moda de lo paranormal, minan la credibilidad de esta disciplina mezclándola con cosas que nada tienen que ver con ella, como el tarot o el ocultismo.
Con el deseo de afirmar la base científica de la parapsicología, se anunció la próxima apertura en Barcelona de un laboratorio que será el primero de este tipo que se abre en Europa y además «con asesoramiento de la NASA». Allí la ciencia y el misterio se darán la mano, ya que «contará con máquinas que analizarán fenómenos como posesiones, poltergeists, sueños, vivencias o telepatía».
Por si alguien tenía dudas sobre la seriedad de esta rama del conocimiento, el periodista advierte: «En Estados Unidos, la parapsicología está considerada oficialmente como ciencia, hasta el punto de que existen licenciaturas universitarias en este campo, cuyas prácticas profesionales están firmemente reglamentadas y necesitan de un permiso gubernamental, requisitos inexistentes en España». Ya es sorprendente que en Estados Unidos -donde no hay ni carné de identidad ni títulos universitarios oficiales- se exija un permiso gubernamental para interpretar los sueños o la percepción extrasensorial. Pero ya se sabe que en España no consideramos seria una actividad hasta que no cuenta con carné oficial, licenciatura universitaria y condena del «intrusismo».
Por una de esas extrañas coincidencias que explica la parapsicología, pocos días después encontré una noticia que decía: «El 95% de los científicos USA no cree en la parapsicología». La noticia informaba de una encuesta publicada por el Journal of the American Society for Psychical Research.. La encuesta había sido realizada por el parapsicólogo norteamericano Robert A. McConnell entre los miembros de la Academia Nacional de Ciencias (NAS).
El escepticismo de los miembros de la NAS se basa en las evaluaciones negativas de científicos de prestigio sobre los supuestos fenómenos paranormales, la escasa repetibilidad de los resultados, las estadísticas poco fiables y el fraude de charlatanes sin escrúpulos. En cuanto a la investigación en parapsicología, sólo un 10% contestó que debía ser «estimulada». Hay que recordar que ya en 1984 el Instituto de Investigaciones del Ejército y la NAS habían analizado -y descartado- el carácter científico de asuntos como la meditación trascendental, el aprendizaje durante el sueño o la programación neurolingüística.
Ciertamente Estados Unidos es muy grande, entre sus universidades no todas son como Harvard, y es posible encontrar tanto entusiastas como escépticos de la parapsicología.
Pero asegurar que la parapsicología se encuentra amparada por una «impresionante lista de científicos» se sale de lo normal. Quizá entra en lo paranormal.
Ignacio Aréchaga