La mera exposición de una postura distinta al aborto ante un embarazo conflictivo es cada vez menos tolerada en Francia. Este rechazo se ha puesto de manifiesto a raíz de la difusión en algunas televisiones de un vídeo sobre niños con síndrome de Down, cuya transmisión ha sido considerada “inapropiada” por el organismo regulador de la televisión. En estos días, el Consejo de Estado –el más alto tribunal administrativo– ha reconocido la validez de esta decisión.
El motivo de la disputa es un breve vídeo (ver abajo) producido en 2014 por la Fundación Jérôme Lejeune para sensibilizar sobre la trisomía 21 y disipar prejuicios sobre las personas con síndrome de Down. El vídeo, titulado “Querida futura mamá”, se presenta como un mensaje dirigido a una mujer embarazada que acaba de saber que su bebé sufre el síndrome de Down. El film presenta niños y adolescentes afectados por la trisomía 21 que declaran ser felices y ser capaces de hacer diversas actividades. Es un mensaje alegre y animante.
El vídeo fue difundido dentro de los espacios publicitarios de tres cadenas. Después de la difusión, y a raíz de algunas críticas, el organismo regulador de la televisión –el Consejo Superior de lo Audiovisual (CSA)– estimó que este vídeo no constituía un mensaje publicitario ni un mensaje “de interés general”, que son los únicos que se pueden incluir en los espacios publicitarios.
Su difusión dentro de estos espacios se consideraba “inapropiada” porque, al presentarse como un mensaje dirigido a una mujer embarazada, era “susceptible de inquietar” a las mujeres que en esa misma situación habían recurrido a la interrupción del embarazo. El CSA estimaba que el vídeo podía proyectarse en la televisión “con una difusión mejor encuadrada y contextualizada”, pero no dentro de los espacios publicitarios.
Particulares y asociaciones recurrieron esta decisión ante el Consejo de Estado, que ahora la ha juzgado válida.
El hecho de que el CSA no considere “de interés general” un vídeo de este tipo no deja de ser una interpretación excepcional. Tanto la propia Administración como instituciones privadas transmiten muchas veces, también por televisión, mensajes publicitarios para disipar prejuicios sobre la discapacidad y a favor de la inclusión y contra la discriminación. También hay muchas ideas confusas sobre la vida que pueden llevar los afectados por el síndrome de Down. ¿Por qué su caso es distinto?
Quizá porque la gran mayoría de los fetos detectados con síndrome de Down son abortados. En Europa, en torno al 90%. En Francia, en 2015 se introdujo en el sistema sanitario un nuevo método de diagnóstico prenatal de la trisomía 21, que, a juicio de la Fundación Lejeune, “radicaliza una discriminación de carácter eugenésico”.
Renate Lindeman, portavoz de Downpride, declara a este propósito que mostrar que niños con síndrome de Down pueden llevar una vida feliz desmiente el tópico de que van a llevar una vida de sufrimiento y que son una carga para la familia y la sociedad. Por eso, la exclusión de este mensaje en la televisión, dice, se debe a que “su presencia confronta a la sociedad con la realidad de su erradicación sistemática”.
Por otra parte, si el CSA piensa que mostrar a estos niños felices puede perturbar la conciencia de otras mujeres que abortaron, da la impresión de estar reconociendo que estas mujeres sufren un síndrome postaborto que en otros casos se declara inexistente.