A quienes aconsejaban prudencia respecto al vínculo “seguro” entre el virus del zika y los casos de microcefalia en bebés, un informe publicado por la revista científica británica The Lancet les ha dado la razón. Una investigación efectuada en la Polinesia francesa entre 2013 y 2015 halló que, de cada 100 mujeres infectadas en el primer trimestre de embarazo, apenas una había gestado un feto microcefálico o con daño cerebral (1).
(Actualizado el 14-04- 2016)
“Esto significa que tienes un 99% de probabilidades de tener un bebé normal”, explica, citada por The New York Times, la doctora Laura C. Rodrigues, profesora de epidemiología de enfermedades infecciosas en la London School of Hygiene & Tropical Medicine, quien escribió el editorial que acompaña el informe.
La ausencia de un nexo automático entre el virus y la microcefalia fetal puede resultar incómoda a los oídos del lobby abortista, que en un país como Brasil ha pedido incluir la infección por zika entre los supuestos de aborto (hasta ahora, es permitido en los casos de violación y de anencefalia del feto).
El profesor Simon Cauchemez, jefe del equipo investigador y director de la unidad de modelos matemáticos para enfermedades infecciosas en el Instituto Pasteur de París, no resta importancia, sin embargo, a la baja incidencia del virus en cuanto a casos de malformación: “Si usted aplica un 1% de riesgo a tan alto número de mujeres, es todavía un extenso problema de salud pública”. El 66% de las polinesias encintas se vieron afectadas por el zika en el período mencionado.
El bajo porcentaje de incidencia zika-microcefalia palidece ante los riesgos que presenta para la gestación una enfermedad como la rubeola: del 38% al 100%
La prevalencia de la microcefalia en el archipiélago del Pacífico era, antes del brote del virus, de 2 por cada 10.000 recién nacidos, una cifra que se incrementó hasta los 8 entre septiembre de 2013 y agosto de 2015.
El porcentaje de incidencia zika-microcefalia, sin embargo, palidece ante los riesgos que presentan para la gestación otras enfermedades más conocidas, entre ellas la rubeola. “El 13% de las infecciones por cytomegalovirus en el embarazo –apunta el informe– deriva en una enfermedad congénita sintomática en los neonatos. El riesgo del síndrome de rubeola congénita [que puede provocarle al feto padecimientos cardíacos, pérdida del oído y retraso mental] oscila entre el 38 y el 100%, si las madres resultan infectadas en el primer trimestre de su embarazo”.
Los investigadores piden, no obstante, no bajar la guardia “a pesar de que la infección con el virus del zika está asociada con un bajo riesgo fetal”. En tal sentido, expresan que su hallazgo refuerza la necesidad de informar a las mujeres gestantes y a las que quieren quedar embarazadas que se protejan de las picaduras del mosquito transmisor y, hasta donde les sea posible, eviten viajar a los países afectados.
A principios de este mes, un estudio publicado por The New England Journal of Medicine señalaba, a partir de una muestra de 88 embarazadas de Río de Janeiro –todas con síntomas de zika, aunque solo 42 con diagnóstico confirmado–, que 12 de las infectadas (casi un tercio) estaban gestando bebés con malformaciones cerebrales.
Pero no se sabe con certeza cuántos de esos casos se debían al zika y cuántos a otras causas. A diferencia de la investigación aparecida en The Lancet, el seguimiento a las mujeres brasileñas se efectuó a lo largo de todo el embarazo, mientras que el rastreo del virus y su incidencia en las mujeres polinesias se centró en el primer trimestre de gestación, que es cuando el virus tendría realmente mayor posibilidad de provocar ese tipo de alteraciones en el feto.
Nota:
(1) El 14 de abril, The New York Times se hizo eco de un nuevo estudio de los Centers for Disease Control and Prevention, según el cual existe “evidencia suficiente” para relacionar el virus del zika con la microcefalia y otras enfermedades neurológicas en los bebés. Los autores de la investigación, que habrían trabajado con casos en diversos contextos, revisaron todas las explicaciones biológicamente plausibles para determinar cómo el virus provoca los mencionados efectos, y advirtieron de la ausencia de otras causas que pudieran explicarlo.
“No hay duda alguna de que el zika causa la microcefalia”, apuntó el Dr. Thomas Frieden, director de los CDC. Según el diario, el anuncio incrementa la presión para que el Congreso de EE.UU. decida finalmente aprobar el pedido de Obama de destinar 1.800 millones a la prevención y el tratamiento de la enfermedad.