Amsterdam. El documental «Ofrenda de Primavera», sobre la Semana Santa en Málaga y la tradición de la cofradía de Jesús el Rico de indultar a un preso, lleva ya cinco semanas proyectándose en salas de cine de Amsterdam y Nimega. En Holanda existe una red de distribución de documentales y, si son largos y de calidad, se proyectan solos. La noticia no es que se proyecte, sino que compita ya tanto tiempo con largometrajes como The Devil’s Advocate o Seven Years in Tibet.
La prensa y el público han acogido con entusiasmo este documental realizado por dos cineastas holandeses de 27 años, Jacqueline van Vught y Gregor Meerman. El tema son las procesiones de Semana Santa y este privilegio de clemencia con un preso que tiene su origen en 1759 y fue rehabilitado por el rey Juan Carlos en 1976. El cofrade mayor y el director de la prisión presentan una lista al Ministerio de Justicia, que elige al que será puesto en libertad.
Esta historia real está narrada en 68 minutos, a base de primeros planos, tanto de las entrevistas con los tres presos y posibles candidatos, como de los pasos de la procesión y de personas de la cofradía. Los cineastas han optado por un lenguaje cinematográfico más intimista en lugar de presentar las procesiones con planos generales llenos de colorido. En la misma línea estética, el documental sigue muy de cerca las declaraciones de la mujer que viste la imagen de Jesús y otra que le canta saetas. Sin ningún reparo, relatan estas mujeres el amor con que realizan los servicios que hacen al Dios que representa esa imagen. Estos modos tan naturales de expresar la fe en las procesiones de Semana Santa están bien lejanos de la sensibilidad y la práctica religiosa de los Países Bajos y siempre son calificados de mediterráneos. No obstante, el reportaje está bien hecho y entre el público holandés provoca emoción en algunos casos y, casi siempre, interés cultural.
Los fragmentos de la lectura de la Pasión por un sacerdote van sirviendo de introducción a las escenas representadas en los pasos. Sin ello, el documental hubiese resultado incomprensible. «El sacerdote que lee fragmentos de la Pasión resulta absolutamente necesario. Para mi sorpresa, hay muchos jóvenes que no conocen la Pasión de Cristo», afirma Jacqueline van Vught.
La afinidad de los cineastas con el tema no es un dato que haya que dar por supuesto. Jacqueline tuvo una lejana formación católica y Gregor viene de ambiente comunista. Los padres de ambos son unos de tantos holandeses que tienen una casa en el sur de España y les transmitieron el entusiasmo por la Semana Santa. Para no hacer un reportaje sólo de procesiones, eligieron el enfoque desde esta tradición tan peculiar.
No saber cuál de los tres presos será liberado mantiene al espectador en suspense, como en una película. Al final es indultado el preso más joven que, curiosamente, es un malagueño protestante que ha hecho una concesión a sus principios andando en la procesión. Este final muestra cierta dosis de ecumenismo por parte de la cofradía. A los cineastas, por otro lado, tampoco les ha venido mal, pues así neutralizan la impresión que podría dar el documental de que se identifican absolutamente con el fervor religioso andaluz.
Carmen Montón