MIP 96 en Cannes
Para saber qué tendencias van a dominar las programaciones televisivas el mejor termómetro en Europa es el Mercado Internacional de Programas de Televisión (MIP), que se celebra en Cannes (Francia). La edición de este año, que tuvo lugar el pasado abril, se caracterizaba por ser la primera de la época de la televisión digital, donde la abundancia de canales exige una mayor despensa de programas.
En el MIP se compran y se venden formatos y derechos de televisión. Por formatos se entiende fórmulas de programas. Algo así como el modelo completo para, según los gustos de cada país, poder poner en marcha un concurso, un musical, un reality show. Con todo, en el MIP lo que más se hace es comprar y vender derechos de emisión de programas, sobre todo de ficción: producciones dramáticas, en el amplio sentido de la palabra, que en forma de films, series, miniseries, comedias de situación y algunos otros formatos se producen para la televisión. También es un mercado interesante para los programas infantiles y juveniles en sus diversas formas.
Se habla de venta de derechos porque normalmente los productos de ficción no se venden; se venden los derechos de exhibición por un periodo de tiempo (dos, tres años) y para un número determinado de pases. Se pueden comprar programas unitarios, pero normalmente se compran paquetes. Estos se componen de varios títulos y de diversos formatos, y los precios difieren según quién es el cliente y el país de origen.
El volumen de mercado es notable. A esta edición número 35 han acudido 11.000 profesionales, con un total de 2.560 sociedades representadas, de las cuales 983 tenían stand en el Palacio de Festivales de Cannes.
La TV digital ya está aquí
Para los organizadores del MIP, esta edición se caracterizaba por ser la primera de la «era digital». La televisión digital es ya una realidad tecnológica que va a cambiar notablemente el panorama. Televisión de la abundancia, que deberá nutrirse con mayor número de producciones. Con todo, en el MIP hemos visto a los japoneses de la NHK mostrando sus documentales y reportajes en Alta Definición.
La realidad virtual, otra de las ofertas del mercado, demostraba cómo desde un dibujo nace un personaje que puede a su vez recibir los impulsos nerviosos y la voz de una persona real. Tanto que los nuevos presentadores pueden tener la forma de Bugs Bunny.
Pero, sobre todo, el MIP es un mercado de programas enlatados, listos para ser doblados y emitidos. Este año se advertía una drástica reducción de programas con contenidos violentos en favor de lo que el director, Xavier Roy, denominó programas familiares. Si bien se refería más a los destinatarios que al contenido mismo de los programas.
Escasas superproducciones
Faltaban esta vez los grandes títulos. Sólo la colaboración entre la BBC, la RAI, TVE y la americana WGBH, ha hecho posible, de la mano del productor Fernando Ghia, producir Nostromo, basado en la novela del mismo título de Joseph Conrad. Con un presupuesto de veinte millones de dólares y con el formato de miniserie, ha sido rodada en Cartagena de Indias (Colombia) con un reparto que integra actores europeos y americanos: Claudio Améndola, Claudia Cardinale, Joaquín de Almeida, Brian Dennehy, Albert Finney y Ruth Gabriel; con música de Ennio Morricone y la dirección de Alaistar Reid.
Este tipo de superproducción escasea, si bien se anuncia que Coppola va a producir para la televisión -en forma también de miniserie- La Odisea, de Homero.
Un género poco frecuente o mal aprovechado por algunas televisiones europeas es la TV movie, películas realizadas para la televisión. En EE.UU., las cadenas sólo las emiten en contadas ocasiones como programación especial. Quedan para los circuitos de cable en sus diversas modalidades. Las TV movies suelen basarse en hechos reales, crónicas de sucesos, historias melodramáticas, si bien su campo pasa por la comedia o el thriller.
Últimamente es un género en boga por su coste y por el buen papel que está cumpliendo en algunos esquemas de programación. Thrillers, dramas o historias basadas en personajes populares con actores emergentes o viejas glorias a las que ya Hollywood ha dejado en paz, constituyen el elenco de estos films televisivos. No faltaban algunos con tintes de escándalo como los dedicados a personajes de la familia real inglesa.
Las series esotéricas
Las series demuestran que este género está vivo. Las hay de todo tipo, pero preferentemente llaman la atención las más modernas, aquellas que, siguiendo la estela estética de Twin Peaks, han derivado hacia el thriller esotérico como Expediente X, que en EE.UU. ha conseguido instalarse ya como una serie de culto entre la juventud, generando notable literatura y todo un filón comparable al que en los años 50 supusieron las series sobre médicos.
En esta línea está también Dark Skies, un proyecto que han llevado a cabo la BETA films, propiedad del magnate alemán de la comunicación Leo Kirch, y la productora americana Columbia Tristar. Dark Skies mezcla esa estética de lo gris, lo oscuro, el thriller y lo paranormal, con un trasfondo donde hasta la Casa Blanca se ilumina a la luz de lo desconocido. O Psi Factor, que lleva el subtítulo de «Crónicas de lo paranormal», y cuyos guiones tienen como tema la telequinesia, los fantasmas o la posesión diabólica.
El género de la ciencia-ficción estaba bien representado por Hypernautas, una serie de la ABC. Y los policías. No pueden faltar las series de los agentes del orden. Solos o por parejas (buddy movie). Los canadienses han producido Code 10 07 y Water rats, donde los encargados de la ley la deben hacerla cumplir a varios metros de profundidad submarina.
La corrupción es el tema de Traders, cuyo anuncio publicitario se limita a airear el contenido : «money, betrayal, power». No faltan las series de corte juvenil en la estela de Melrose place o Sensación de vivir. Así se anuncian Pacific Driver, o Malibu Shores, esta última de Aaron Spelling.
Documentales con aire de ficción
Los documentales, cada vez más sugestivos, mejor realizados y más sorprendentes, vuelven a tomar auge. El nacimiento de las cadenas temáticas, gracias sobre todo a la tecnología del cable, va a potenciar este tipo de programas en que la gente gusta de conocer el mundo, sus habitantes, su flora, su fauna y sus costumbres. Todo ello con relatos cada vez más aproximados a la ficción. National Geographic o Discovery, un canal que ya vende sus muchas horas de despensa documental (library), rivalizaban con otras productoras menores pero no por ello menos interesantes. La BBC, con su naturalista Attenborough, ofrecía ese tipo de documental brillante, bien realizado y ameno. El hijo del Comandante Cousteau presentaba su serie Stories of the Sea y, más modestamente pero con buen material, el Instituto Geográfico Agostini lanzaba Wild ltaly, sobre la fauna italiana.
Pero el gran campeón del mercado eran los dibujos animados, que cada vez más miran a cautivar no sólo a los niños y que en algún caso es mejor que no los vean ellos. La mayoría, a excepción de algunos japoneses que introducen algo cercano a la pornografía, constituyen con más o menos calidad programas de entretenimiento para públicos infantiles de diversas edades.
La productora de Ted Turner presentó a una nueva generación de Los Picapiedra: los hijos han tomado el relevo. Cave Kids se llama la serie con los dibujos que llevan la marca Hanna Barbera. Destacaba también una Biblia, realizada en Cardiff, que mezcla animación y títeres. Entre los stands no faltaban varios de los más importantes creadores de animación españoles. También para niños, las diversas aventuras basadas en las historias de Enid Blyton.
La comedia, en alza
No faltaron en el MIP las comedias de situación (sitcom), que como género han tenido tan buena acogida en Europa. La mayoría de las sitcom americanas demuestran que el humor y los problemas domésticos son universales (Bill Cosby, Cosas de casa, Padres forzosos). Estas comedias fueron evolucionando hacia problemas más localistas o más próximos a la actualidad, perdiendo parte de su espíritu. En la programación se han utilizado como programas de acceso al prime time, o franja en la que se concentra la mayor audiencia potencial. Su duración, treinta minutos, y su humor lograban una cuota importante de espectadores que se trataba de traspasar al programa estelar siguiente.
Las comedias de situación se han imitado en toda Europa y, a excepción de Gran Bretaña, han basado su contenido en temas más melodramáticos, cuando no se han abierto como seriales. En España, con alguna rara excepción -Farmacia de guardia-, están más cerca del sainetillo que de la sitcom americana. Sin embargo, el éxito de audiencia ha hecho que proliferen con un marcado acento nacional.
Sitcom americanas y europeas se encuentran en este mercado. Las de procedencia americana conservan la calidad de un producto muy bien hecho. Las europeas, más para andar por casa, resultan ser productos también exportables en mercados de segunda categoría.
El ejemplo de la RAI
En momentos de alianzas internacionales y de apertura a las nuevas tecnologías, las grandes empresas audiovisuales de titularidad estatal buscan su identidad perdida en el fragor de la batalla por las audiencias.
Las nuevas televisiones privadas pusieron contra la pared a las públicas. Y estos auténticos mastodontes empresariales tuvieron que aceptar las reglas del juego de la competencia, para el que, en la mayoría de los casos, no estaban preparados.
Quizás por ello ha sorprendido que la RAI (Radiotelevisione Italiana), a pesar de sus frecuentes crisis, se haya presentado con un proyecto lleno de coherencia. Por una parte, ha apostado muy fuerte por algo que va perdiendo peso en el mercado italiano como grupo de audiencia: los niños y los jóvenes. A tal efecto ha decidido que gran parte de su presupuesto, 240.000 millones de liras, sea dedicado a producir unas cien horas de dibujos animados, clásicos y modernos, para niños y jóvenes. Destacan en este proyecto Sandokan y Yolanda, la hija del corsario negro, dos series de buen dibujo animado, basadas en las novelas de Emilio Salgari. Extra large toma la figura del popular Bud Spencer, que ahora divertirá con sus aventuras como dibujo.
En ficción la RAI ha presentado la serie Il Maresciallo Rocca, una comedia con Gigi Proeiti y Stefania Sandrelli, que ha obtenido un notable éxito de audiencia en Italia. Y anuncia la producción de una miniserie dedicada al gran tenor Enrico Caruso.
Lo más importante quizás fue la presentación oficial del proyecto Jubileo, con el que la televisión italiana acomete un plan de producciones extraordinarias para conmemorar el tercer milenio. Este plan es fruto de la colaboración con el Vaticano, con el que la RAI suscribió a estos efectos un acuerdo en enero pasado.
El plan promete, entre otros proyectos, la producción de varias series en colaboración con prestigiosas productoras. Dos capítulos de la serie La Biblia, los correspondientes a Sansón y Dalida y Saúl. Una serie de TV movies basadas en pasajes del evangelio de San Mateo. Un drama, Our God’s Brother, con argumento de Karol Wojtyla y así hasta 16 proyectos entre los que se incluye una serie de dibujos animados, Marcelino, pan y vino, en colaboración con TVE y con dibujos de José Luis Moro.
El MIP de Cannes se ha cerrado con la discreción de las transacciones. Nadie dice a cuánto vende y nadie confiesa a cuánto compra. El silencio más profundo encierra este mercado millonario en horas de entretenimiento y en cifras de ventas. Un mercado creciente que determina las modas y tendencias de lo que próximamente veremos o sufriremos en la pequeña pantalla.
La expansión de la telenovela
Considerada como formato, quizás sea la telenovela el único de los productos de televisión en castellano o portugués que ha alcanzado una enorme penetración internacional.
Tributaria y heredera de las radionovelas, el género se transfirió en Estados Unidos a la TV. Nacieron así las soap operas, folletines en directo -entonces no había videorregistradores-. Las clases menos cultas y las amas de casa eran su público. Así, con poco gasto y un buen número de capítulos, se conseguía captar una notable audiencia que sería fiel hasta el desenlace.
Cuba primero y después México, Venezuela, Brasil encontraron en las soaps su motivo de inspiración. Las radionovelas habían abierto el camino, pero al llegar la televisión estos países adoptaron formas muy diferentes a la soap. Sus productos estaban menos cuidados formalmente, pero la intensidad dramática se conseguía con unos guiones no tan sofisticados como los norteamericanos y más cercanos a las realidades menos lujosas de estos países.
Nació así la telenovela, que en este Mercado de Cannes protagonizó toda una jornada de conferencias y mesas redondas dedicadas a estudiar los diversos aspectos creativos y de producción.
La guionista Delia Fiallo aseguró que «la telenovela es la sucesora del melodrama del siglo XVIII». «Sus instrumentos de trabajo son las emociones, el denominador común del género humano». En nuestra época «la telenovela fue para los mass media del siglo XX, lo que la novela por entregas fue para la burguesía del siglo XIX».
Al mismo tiempo situó la telenovela, ahora en auge, frente al fuego cruzado de las críticas recibidas: «Primero se afianzó en sus raíces y después echó a volar internacionalmente, con la fuerza de penetración que tienen todos los géneros populares. Melodramática, llorosa, apasionante. Igual que en la música fue el tango, la ranchera y el bolero, en las letras fue la telenovela».
Marcos Santana recordó las tres reglas básicas para escribir una telenovela que el escritor José Ignacio Cabrujas había recomendado: el amor, la reiteración y el Conde de Montecristo. La primera serviría para dar fuerza dramática al relato, la segunda para captar la audiencia precisa, la tercera porque los reveses de la vida deben estar representados en toda buena telenovela.
En el proceso creativo de las telenovelas, se mencionó el acercamiento de escritores de renombre que reconocían en este formato televisivo una forma de entretenimiento del público menos cultivado. Quedó claro que las telenovelas deben tener un sentido moral: «Nadie bueno se va sin su recompensa, ni nadie malo sin su castigo».
Nuevos mercados
Pero lo más importante de este género antiguo pero emergente es la capacidad que tiene para abrirse nuevos mercados. Oriente Próximo, el Sudeste asiático son zonas geográficas donde la telenovela se va abriendo camino con una penetración notable.
La televisión vende formas de vivir y modos de comportamiento. Un mimetismo tremendo y preocupante. Por ello resulta curioso que el drama costumbrista de México, Venezuela o Brasil encuentre acomodo en zonas como las antes citadas, de culturas tan distintas. El bajo coste por hora de producción de capítulo, el incremento de una audiencia fiel por vía del proceso de serialización y la internacionalización del producto están haciendo que la telenovela viva horas de esplendor.
Por otra parte, Televisa, la cadena mexicana de televisión, por medio de su sociedad Protele está produciendo telenovelas en inglés, aproximándose al formato americano de la soap, a base de sacar a los personajes de ambientes cerrados, abrirse a espacios abiertos coloristas y exóticos y combinar también algunos temas con tintes ecologistas.
Esta iniciativa de Televisa no es compartida por otras productoras de Latinoamérica que, si bien han introducido algunas novedades técnicas y han abierto sus telenovelas a espacios exteriores, no renuncian a lo que creen que es su imagen de marca: mucho diálogo, en interiores y con fuerte sentido melodramático. Piensan que sólo hay que acercarse al modelo de la soap norteamericana en algunos aspectos formales, pues supondría un serio peligro para la supervivencia de la telenovela el renegar de su humilde formato que es parte de su ser.
José Ángel Cortés