Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 24 de noviembre.
Paddington 2
Director: Paul King. Guion: Paul King, Simon Farnaby. Intérpretes: Ben Whishaw, Sally Hawkins, Hugh Bonneville Hugh Grant, Brendan Gleeson. 95 min. Todos.
La segunda entrega de las aventuras del oso llegado a Londres del recóndito Perú es una delicia y una proeza: supera al original, que ya era muy bueno. Con un gran guion –inteligente, vibrante, sutil– y una realización portentosa, las aventuras de la familia Brown son un derroche de imaginación costumbrista, que añade a los personajes ya conocidos un malo buenísimo, que interpreta un Hugh Grant memorable. El retrato de Londres, la trama carcelaria, la aventura en estado puro se sirven con una estética bellísima, que cuida hasta los mínimos detalles de la puesta en escena para implementar el carisma de todos los personajes.
En el cine, lo que no es imitación es copia: y aquí, la inspiración en obras maestras precedentes (Chaplin, Keaton, Tati, Capra, Sturges, las comedias de la Ealing dulcificadas) da como resultado una película sobresaliente. La secuencia de apertura ya vale el precio de la entrada. Hay muestras de slapstick (la lavandería, la peluquería, el tren, la limpieza de cristales) de paseo de la fama de la alta comedia. Alberto Fijo.
6 días
6 days
Director: Toa Fraser. Guion: Glenn Standring. Intérpretes: Jamie Bell, Abbie Cornish, Mark Strong, Emun Elliott, Jared Turner, Martin Shaw, Tim Pigott-Smith, Ronan Vibert, Kenneth Collard, Tim Downie. 94 min. Jóvenes. (VD)
El 30 de abril de 1980 seis terroristas árabes asaltaron la Embajada de Irán en Londres, tomaron como rehenes a 26 personas y exigieron la inmediata liberación de 91 presos políticos de su país. Durante seis días, un negociador de la policía (Mark Strong), el jefe de un comando de Operaciones Especiales del SAS (Jamie Bell) y una aguerrida reportera de la BBC (Abbie Cornish) serán testigos de excepción de esta situación límite, que puede acabar en un baño de sangre por la rotunda negativa de Margaret Thatcher a conceder nada a los terroristas.
Aunque no depara ninguna sorpresa reseñable, esta correcta producción neozelandesa ofrece una angustiosa y ponderada recreación histórica, asentada en el sólido guion de Glenn Standring —que entrecruza muy bien las diversas intrigas—, una tensa puesta en escena de Toa Fraser y un vibrante duelo interpretativo en la distancia entre Jamie Bell y Mark Strong. Además, y desgraciadamente, sus conflictos dramáticos y morales siguen teniendo plena vigencia. Jerónimo José Martín.