Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 26 de junio.
San Andrés
San Andreas
Director: Brad Peyton.
Intérpretes: Dwayne Johnson, Alexandra Daddario, Paul Giamatti, Ioan Gruffudd.
114 min.
Jóvenes. (V)
Cuando la falla de San Andrés desencadena un terremoto de magnitud 9,5 en toda California, un piloto de helicópteros de rescate y su exmujer viajan juntos desde Los Ángeles hasta San Francisco para salvar a su única hija. Su tortuoso viaje hacia el norte solo es el comienzo del hundimiento de todo lo que creían firme en sus vidas.
Unos efectos visuales y sonoros de primera división, al servicio de un reparto de segunda y de un guion de tercera. Así se podría resumir esta película de catástrofes. Las impresionantes de temblores, incendios, derrumbes, tsunamis, rescates… transmiten escasas emociones reales por culpa del flojo libreto, muy previsible, inverosímil, pobre en los diálogos, carente de humor oxigenante y, sobre todo, muy esquemático en la definición de personajes.
No molestar
Une heure de tranquillité
Director: Patrice Leconte.
Intérpretes: Christian Clavier, Carole Bouquet, Valérie Bonneton, Rossy de Palma, Stéphane De Groodt, Sébastien Castro.
79 min.
Jóvenes. (S)
Un día, el médico ya sesentón Michel encuentra en un mercadillo parisino un valioso y singular vinilo de jazz, que buscaba desde hacía años. Así que lo compra y se dispone a escucharlo tranquilamente sentado en el salón de su casa. Pero todo el mundo parece tener otros planes para él: su esposa quiere hablarle, su hijo aparece de improviso, su vecino llama a la puerta e incluso su amante requiere su atención.
Aunque resulta previsible, vodevilesca y a veces gruesa, esta frenética e hilarante comedieta de enredo del veterano cineasta francés Patrice Leconte exprime a fondo e hilvana con habilidad los constantes golpes de humor de la obra teatral de Florian Zeller. Se nota que el cómico Christian Clavier se lo ha pasado genial en la piel del melómano y egocéntrico protagonista: otro punto a su favor tras el éxito de su anterior película, Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? Y tampoco debió de pasárselo mal Rossy de Palma en su tópico pero divertido papel de criada española borde y malhablada.