Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 6 de julio.
Siempre feliz
Sykt lykkelig
Directora: Anne Sewitsky. Guion: Ragnhild Tronvoll. Intérpretes: Agnes Kittelsen, Joachim Rafaelsen, Maibritt Saerens, Henrik Rafaelsen. Guion: Ragnhild Tronvoll. 85 min. Adultos. (X)
Drama intimista que retrata muchas de las patologías afectivas de nuestro tiempo. Dos matrimonios vecinos ocultan heridas, desafectos y soledad. La convivencia entre ellos desatará una tormenta de pasiones, infidelidades y sexo, que obligará a cada pareja a replantearse su vida.
Aunque el filme quiere ser un elogio del matrimonio y de la buena comunicación en la pareja, lo cierto es que parte de un relativismo tan radical que provoca la inconsistencia personal de cada uno de los supuestos adultos. Además, los adulterios y juegos sexuales se realizan a veces ante la mirada atónita de los niños, que asisten perplejos a los cambios de pareja. Pesa en exceso la atmósfera claustrofóbica de unos adultos que solo viven para lo que en cada momento les apetece, y que carecen del más mínimo poder educativo sobre sus infortunados hijos. Juan Orellana.
Carmina o revienta
Director: Paco León. Guion: Paco León. Intérpretes: Carmina Barrios, María León, Paco Casaus, Ana María García, Raimundo Carrasco. 80 min. Jóvenes-adultos. (DS)
Carmina es una sevillana de 58 años que regenta una venta de mala muerte en un barrio pobre de Sevilla. Su marido es un alcohólico tan holgazán como la hija de ambos, de 22 años y madre soltera. Tras sufrir diversos robos, Carmina organiza una manera singular de sacar adelante a su familia, mientras filosofa sobre la obesidad, la justicia, la religión, la vida y la muerte.
Presentado como un falso documental, este primer largometraje del actor e imitador sevillano Paco León arranca al espectador unas cuantas risas con su particular versión postmoderna y andaluza de la picaresca española. Sin embargo, el guión es demasiado episódico y arrítmico, con situaciones de intensidad y comicidad variable. Sobre todo, abusa de las palabrotas, la sal gruesa e incluso de algún golpe escatológico desagradable y sin gracia. La puesta en escena, aunque ofrece momentos brillantes, resulta en general rutinaria. Todo ello, sin entrar en la complaciente amoralidad con que se muestran algunas acciones delictivas de los personajes. Jerónimo José Martín.