Ofrecemos una selección de películas aparecidas recientemente en VOD o DVD, con la idea de dar pistas para comprar o alquilar.
::Jóvenes::
Director: Jonathan Teplitzky. Guion: Alex von Tunzelmann. Intérpretes: Brian Cox, Miranda Richardson, John Slattery, James Purefoy, Julian Wadham, Richard Durden, Ella Purnell, Danny Webb. 105 min.
Dos días en la vida de Winston Churchill: los que precedieron al desembarco de Normandía. El film osa componer un retrato donde prima el lado más humano. Se trata de mostrarle envejecido, y contrario a las ideas de los aliados americanos –con Eisenhower a la cabeza– de pasar al continente en una acción que tendrá un enorme coste en vidas humanas.
El guion no cae en el dibujo grotesco del protagonista y Brian Cox imprime a Churchill un fuerte carácter a pesar de su edad senil, con un enfoque diferente del que aportaba John Lithgow en The Crown, pero igualmente eficaz. Le respalda un buen reparto, con una convincente Miranda Richardson como su esposa, o el mad man John Slattery encarnando a Eisenhower.
La gran enfermedad del amor
The Big Sick
Director: Michael Showalter. Guion: Emily V. Gordon, Kumail Nanjiani. Intérpretes: Kumail Nanjiani, Zoe Kazan, Holly Hunter, Ray Romano, Linda Emond. 119 min. (SD)
Kumail es paquistaní, trabaja conduciendo un taxi pero sueña con triunfar como monologuista. Emily es una joven americana vital y espontánea. Viven en Chicago, una gran ciudad cosmopolita donde todas las historias son posibles… Bueno, todas, o casi todas…
Esta comedia independiente basada en una historia real triunfó en Sundance. En el arranque, pesa un poco la frivolidad con la que se abordan las relaciones de pareja, pero esta frivolidad se va equilibrando a medida que avanza la historia y, de hecho, el resultado final es una reflexión sobre el amor bastante interesante y con algunas afirmaciones muy certeras. Los diálogos chispeantes, las réplicas irónicas y la aguda disección de un multiculturalismo –que quizás no es tan “multi”– sitúan a la película bastantes peldaños por encima de la media.
::Jóvenes-adultos::
El diablo viste de Prada
The Devil Wears Prada
Director: David Frankel. Guion: Aline Brosh McKenna. Intérpretes: Meryl Streep, Anne Hathaway, Emily Blunt, Stanley Tucci, Adrian Grenier. 109 min. En HBO desde el 8 de marzo. (SD)
En el año 2003 Lauren Weisberger escribió El diablo viste de Prada, un best-seller aplaudido por el público y criticado por la prensa, sobre todo, la especializada en moda. No era susceptibilidad; Weisberger había trabajado como becaria en Vogue, a las órdenes de Anna Wintour, jefa de la edición americana de la famosa cabecera francesa y una de las personas más influyentes en el mundo de la moda.
La película es previsible, pero David Frankel ha contado con un guion inteligente y, a ratos, divertido, que recoge algunas ideas certeras sobre el precio de la fama. El diseño de producción es notable y Meryl Streep, un valor seguro. Muy disfrutable.
::Adultos::
Directores: Jon Garaño, Aitor Arregi. Guion: Jon Garaño, Aitor Arregi, Jose Mari Goenaga, Andoni de Carlos. Intérpretes: Ramón Agirre, Eneko Sagardoy, Joseba Usabiaga, Aia Kruse, Iñigo Aranburu, Iñigo Azpitarte. 114 min. (VX)
La vida en un tranquilo caserío vasco en el siglo XIX cambiará cuando uno de los hermanos, Martin, tenga que marchar a la primera guerra carlista mientras que el otro empiece a crecer hasta convertirse en un gigante. La película arranca de manera ejemplar y se sigue muy bien la primera hora. En el tramo final la historia pierde fuelle, además de sorprender con un par de escenas muy toscas que chirrían en una propuesta, hasta ese momento, elegante y contenida.
Directora: Lone Scherfig. Guion: Nick Hornby. Intérpretes: Carey Mulligan, Peter Sarsgaard, Alfred Molina, Rosamund Pike, Emma Thompson. 95 min. En HBO desde el 1 de marzo. (S)
Jenny, una inteligente y culta joven de 17 años conoce a un hombre de 35 años, que la corteja con elegantes cenas y viajes, poniendo en peligro su futuro en la Universidad de Oxford.
Sin efectismos melodramáticos ni toscas concesiones a la galería, Scherfig prosigue su personal indagación de los traumas del hombre y la mujer contemporáneos. Se muestran las limitaciones y miserias de una educación rigorista y también de las del materialismo hedonista, iniciado en los años sesenta, que acaba dando rienda suelta a los instintos más primarios, despreciando los afanes más espirituales y duraderos.