Cuando era niña, a veces jugaba a “los anuncios” mientras veíamos la tele. Ganaba el primero que adivinaba el nombre del anunciante. Corrían los primeros años 90, y la publicidad seguía unos patrones: los detergentes limpiaban, los perfumes conquistaban, los zumos alimentaban y Coca-Cola te hacía –siempre– feliz. ¿Sería posible jugar hoy al mismo juego?
Hay anuncios que dan la vuelta al mundo y aparecen en titulares de periódicos sin haber ocupado nunca una pantalla de televisión. Además, Internet permite dirigir una campaña a un grupo social o generacional, pasando inadvertida para los otros. Sobre todo, ha habido una interesante mutación en los contenidos, aunque –para alegría de los nostálgicos– algunos detergentes siguen deleitándonos c…
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