2023, el esperado Año Picasso

publicado
DURACIÓN LECTURA: 8min.

Una sala de la exposición Picasso/Chanel en el Museo Thyssen-Bornmemisza
Fotos: Museo Thyssen-Bornemisza

 

2023 promete ser un año en que el trasiego de obras de arte de Pablo Picasso llegue a su culmen. Más de 42 exposiciones y eventos repartidos por Europa y América –16 en España, 12 en Francia, 7 en Estados Unidos, 2 en Alemania, 2 en Suiza, 1 en el Principado de Mónaco, en Rumanía y en Bélgica– conforman la ruta del Año Picasso, que conmemora el 50 aniversario de su muerte, acaecida el 8 de abril de 1973 en la población francesa de Mougins.

Estamos hablando de un amplísimo programa cultural liderado por los gobiernos de Francia y España, con una proyección internacional que pretende poner en valor su legado artístico. Picasso fue uno de los grandes artistas que más influyó en los pintores del siglo XX; la radicalidad de sus propuestas propició un cambio de ruta en la historia del arte.

Pablo Picasso, Cabeza de mujer (1909-1910)

En 1907 pintó Les Demoiselles d’Avignon, un cuadro que anticipa la llegada del cubismo en 1910, resultado de la suma de los trabajos experimentales llevados a cabo por Picasso y su amigo Georges Braque. Ambos dejaron atrás la revolución del color que proponían las primeras vanguardias del siglo XX y tomaron como punto de partida el objeto para descomponerlo en los diferentes planos que presenta la visión espaciotemporal del propio objeto. Es una manera de deconstruir la forma para reconstruirla en una nueva lectura a base de planos rítmicos con claras connotaciones matemáticas y musicales. En ellos, la figuración se rompe sin llegar a la abstracción y la paleta cromática se reduce a los grises, negros, pardos o beige. El crítico de arte Eugenio d’Ors definió con acierto este cambio de rumbo cuando dijo que “el cubismo es la cuaresma después del carnaval”.

Esta vanguardia surgida en el París de 1910 repercute en una nueva manera de trabajar basada en la revolución de la forma. Los artistas comienzan a experimentar con los planos geométricos, como se evidencia en las nuevas corrientes artísticas: el cubismo órfico de los Delaunay, el tubularismo de Fernand Léger, el futurismo italiano propuesto por Marinetti en sus escenas de ciudades en movimiento o el constructivismo ruso liderado por Vladímir Tatlin.

Más allá del cubismo, la personalidad de Picasso trasciende como creadora a lo largo de las diferentes etapas de su vida: valga como ejemplo la creación de un símbolo universal de la paz y la no violencia como es el Guernica. Su legado es la esencia de una visión poliédrica del arte en cuyos orígenes se adivina el dominio de la técnica que adquirió en su infancia de la mano de su padre (profesor de dibujo) y el conocimiento de los clásicos antiguos, como el Greco, Velázquez, Goya, Ribera, Zurbarán, Murillo, Mariano Fortuny, Ignacio Zuloaga, Gutiérrez Solana, Vázquez Díaz, Manet, Delacroix, David, Poussin, Lucas Cranach, Ingres, Van Gogh, Gauguin o Cézanne.

Pero en este Año Picasso no todo han sido luces. En lo personal, su figura se ha puesto en tela de juicio por el egocentrismo misógino con el que se planteaba las relaciones con las mujeres, a las que fagocitaba para terminar abandonándolas. Una triste realidad que debemos dejar ahora al margen para centrar la atención en su valor como artista.

El Año Picasso arrancaba en septiembre de 2022 con la exposición presentada por la Fundación Mapfre. Es una reflexión sobre la faceta escultórica del artista: Julio González, Pablo Picasso y la desmaterialización de la escultura. Le sigue la muestra Picasso/Chanel, que presenta el Museo Thyssen-Bornemisza, y continuarán las propuestas en la Fundación Joan Miró, la Casa Natal de Picasso, el Museo de Bellas Artes de La Coruña, la Casa de Velázquez, el Museo Guggenheim de Bilbao, el Museo Reina Sofía, el Museo Picasso de Málaga, el de Barcelona, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo del Prado, la Casa Encendida…

En Francia, las exhibiciones tendrán lugar en el Musée National Pablo Picasso, en el Centre Pompidou de París, en el Musée des Beaux-Arts de Lyon…

Picasso/Chanel es la apuesta del Thyssen-Bornemisza para esta celebración. Se trata de una exposición que aúna moda y pintura, estableciendo un diálogo fascinante entre ambas disciplinas, en el que podemos trazar líneas coincidentes. En una ocasión, Jean Cousteau dijo con acierto que “Chanel es a la moda lo que Picasso es a la pintura”.

Picasso y Coco Chanel se conocieron en la primavera de 1917. Ambos vivían en París, estaban en la treintena y ya gozaban de un reconocido prestigio. Picasso comenzaba a ser uno de los pintores más cotizados del momento y Chanel, tras sus comienzos como sombrerera, triunfaba como diseñadora de moda y abría tiendas en París, Deauville y Biarritz. Entre ambos creadores surgió una gran amistad, e incluso llegaron a colaborar profesionalmente en dos ocasiones.

En 1908, Picasso se casó con la bailarina Olga Jojlova, que era una buena clienta de Chanel: es más, fue la propia diseñadora la que confeccionó su traje de boda. Coco triunfaba en la capital francesa; su famoso “estilo chic” modernizó a las mujeres con sus vestidos elegantes y atemporales de líneas rectas y sencillas que liberaron el cuerpo femenino y desterraron las ataduras del corsé, creando así una moda más funcional acorde con los tiempos. “Chanel es ante todo un estilo. Y es que la moda pasa de moda; el estilo nunca”, afirmó con acierto la diseñadora.

La exposición del Museo Thyssen-Bornemisza es un recorrido que va de 1908 a 1925 y se articula en cuatro secciones: El cubismo y Chanel, Olga Picasso, Antígona y El tren azul (en estas dos últimas propuestas podemos ver el trabajo conjunto de ambos creadores). Un atractivo diseño escenográfico nos lleva por las diferentes estancias, diferenciadas por cuatro colores sugerentes que van de un gris oscuro al inicio, luego por un gris medio, para mutar en un gris claro y terminar finalmente en el azul que requiere el espacio reservado a El tren azul.

El diseñador Jorge Varela ha realizado un magnífico trabajo escenográfico, no solo en el cambio de colores. La utilización de tarimas lacadas y geométricas potencian la visión cubista, los maniquíes parecen estar incrustados en las propias tarimas, como si el soporte saliera de ellas; la iluminación tamizada y el diseño de las vitrinas constituyen un derroche de elegancia y sofisticación donde se adivina el espíritu de Coco Chanel.

La muestra reúne una ambiciosa selección de vestidos, óleos, dibujos, collages, fotografías, un bolso de mano y hasta una magnífica ánfora griega (con un bello fragmento de Antígona procedente del British Museum). Un recorrido seductor que vamos a desgranar por secciones

El cubismo y el estilo Chanel

Vista de una sala de la exposición Picasso/Chanel

Esta sección muestra la influencia que Picasso ejerció en los modelos de la diseñadora. El lenguaje geométrico, la austeridad cromática o la poética cubista del color se reflejan en trajes de líneas rectas y angulosas, en la utilización de colores neutros: blanco, negro, gris y beige. Además, pone de moda tejidos más humildes, como el algodón o la lana.

Olga Picasso

En este apartado se reúnen los bellísimos retratos y dibujos que Picasso realizó a su primera mujer, la bailarina rusa Olga Jojlova, y algunos de los vestidos de la casa Chanel con los que fue retratada.

Olga Jojlova / Bolso de mano
Olga Jojlova / Bolso de mano (fotos: Mercedes Sierra)

Antígona

El dramaturgo Jean Cocteau estrenó en 1922 en París una adaptación moderna de Antígona, la tragedia clásica escrita por Sófocles en el año 441 a.C. Para esta ocasión encargó a Picasso la realización de los decorados y las máscaras, mientras que Chanel confeccionó el vestuario. El resultado final fue una atractiva puesta en escena inspirada en la Grecia clásica.

Picasso / Chanel
Pablo Picasso, “Tres mujeres en la fuente” (1921) / Chanel, vestido de noche (1927)

El tren azul

Fue la obra presentada por el ballet ruso en París en 1924, producida por el empresario Serguéi Diáguilev y con libreto de Cocteau. Se trataba de una danza inspirada en el deporte y la moda de baño. Dos mujeres corriendo por la playa, pintadas por Picasso, fue el llamativo y gran telón de fondo de la obra, mientras que Chanel creó los trajes para los bailarines inspirados en modelos deportivos diseñados por ella misma.

Picasso, Las bañistas / Chanel, vestuario deportivo
Pablo Picasso, “Las bañistas” (1918) / Vestuario deportivo diseñado por Chanel

Chanel en alguna ocasión comentó que “una mujer sin perfume es una mujer sin futuro”; por ello, en la exposición no podía faltar el icónico perfume Chanel nº 5, que la diseñadora había pensado regalar a sus mejores clientas en Navidad. El perfume rompe con la sofisticación de lo que se llevaba en el momento y es envasado en un elegante y minimalista frasco art déco. Pero no todo queda aquí: su fama adquirió cuotas insospechables cuando Marilyn Monroe desveló que por las noches se ponía dos gotitas de Chanel n.º 5 para dormir.

El broche de oro de esta magnífica exposición corre a cargo de la poética encontrada en las fotografías de las manos de Chanel y Picasso, símbolos de la creatividad y la grandeza de dos genios que con sus creaciones renovaron el curso del siglo XX.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.