Johannes Vermeer, Cristo en casa de María y Marta (ca. 1654-55), de la National Gallery de Escocia (Edimburgo), en la exposición “Vermeer” (foto: Rijksmuseum)
Utrecht.— La reciente exposición “Vermeer” en el Rijksmuseum de Amsterdam, que ha registrado un éxito extraordinario, ha vuelto a suscitar interés por el arte y la personalidad del pintor de Delft. Así, se ha planteado si Johannes Vermeer era católico, cuestión sobre la que hay muchas afirmaciones desde hace años. Fuera de Holanda se da por hecho que lo era. Para el público con sensibilidad histórica tiene más importancia de lo que parece, porque Vermeer vivió cuando los Países Bajos estaban pasando de ser parte de la corona española a una República mercantil con un credo único, el protestante.
A la vez que el catálogo, el comisario de la exposición, Georg J.M. Weber, publicó Johannes Vermeer: geloof, licht en reflectie (“Fe, luz y reflejo”; existe una versión en inglés). La investigación de Weber sitúa a Vermeer en un nuevo contexto: estaba más cerca de la fe católica de lo que se pensaba. Aunque el autor no lo confirma por falta de pruebas fehacientes, tiene la firme convicción de que era así. En esta entrevista explica algunos datos del resultado de su investigación.
— La partida de bautismo de Johannes Vermeer muestra su pertenencia a la iglesia protestante. ¿Con qué base comienza a pensarse que se hizo católico?
— A raíz de su matrimonio con Catharina Bolnes. La suegra Maria Thins, que en un principio se opuso al matrimonio de Vermeer con su hija, cambió de actitud, pero se desconoce el motivo. No se han encontrado pruebas sobre su paso al catolicismo como condición para su matrimonio. Se dice que la suegra expuso la cuestión a los jesuitas y se aseguró de que se cumplieran para su hija los requisitos de un matrimonio mixto, por cierto no tan común en la época.
— ¿Qué indicios de su catolicismo encontró en el hogar de los Vermeer?
— Los niños fueron educados en la doctrina católica y los varones recibieron nombres de santos católicos: la primera niña, María, como su abuela, pero también como la Madre de Dios. El segundo hijo se llamaba Francisco, como el misionero jesuita Francisco Javier, y el noveno Ignacio, como el fundador de la orden. Estos nombres, si Vermeer hubiera sido protestante, podrían compararse con el hecho impensable de que un judío de la época llamara a su hijo Mahoma.
Además, junto a la casa de los Vermeer había una escuela católica para chicas a la que asistían sus hijas. Los niños se adhirieron a la fe y, más tarde, Aegidius, un nieto de Vermeer fruto del matrimonio de su hija mayor, Maria, llegó a ser sacerdote. No se trataba sólo de los nombres; Johannes y Catharina se ve que dieron a sus hijos la formación exigida por la Iglesia. Esto hace aún más probable que Vermeer se pasara al catolicismo.
— ¿Son indicios de su fe los cuadros de tema religioso?
Debió de ver mucho arte católico y utilizó para ello la red de los jesuitas. En uno de los primeros cuadros, Cristo en casa de María y Marta, aborda el tema de forma diferente a sus contemporáneos. Si estos rodeaban la escena con útiles de cocina, Vermeer se centra en los tres protagonistas que están representados casi a tamaño natural. Se observa la queja de Marta a Jesús sobre su hermana y las palabras que Él le dirige. Esto confiere a la representación el carácter de una pieza devocional.
En la Alegoría de la fe, la figura central del cuadro mira una esfera de cristal que cuelga del techo y refleja la luz de la habitación.
Esta gran esfera de cristal se encuentra en el libro del jesuita flamenco Willem Hesius (1601-1690) Emblemata sacra. La luz desempeña un papel importante en la literatura devocional de los jesuitas y se utiliza como metáfora en la predicación. Un ejemplo es la analogía de cómo la luz percibida a través del ojo puede compararse con el aspecto moral de la luz divina que entra en el alma.
En el libro del padre Engelgrave Lux Evangelica, manual de sermones para los jesuitas, el autor utiliza la cámara oscura como ejemplo para explicar cómo un pensamiento penetra en el corazón. A pesar de su fascinación por la óptica, no hay pruebas de que Vermeer utilizara la cámara oscura.
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Los argumentos de Weber no son del todo nuevos. Un libro de los historiadores jesuitas Dries van den Akker y Paul Begheyn, Johannes Vermeer en de Jezuïeten in Delft (editorial Adveniat, 2022), argumenta en la misma línea.