La muerte de Diana de Gales perseguida por los fotógrafos ha atraído la atención sobre los cambios producidos en las agencias de periodismo gráfico. Estas ya no viven tanto de los reportajes informativos como de conseguir las mejores fotos de personajes famosos, realizadas por encargo o sin acuerdo de los interesados. La rentabilidad impera.
La situación en las tres principales agencias de fotografía de prensa en Francia —Gamma, Sygma y Sipa— ha sido reflejada en un reportaje de Le Monde (12-IX-97). Gamma, fundada en 1967 con el objetivo de realzar el trabajo del reportero gráfico —poco valorado entonces—, es un ejemplo de esta tendencia. Hoy cuenta con 23 fotógrafos exclusivos en plantilla, responsables de sus trabajos (eligen los temas, firman, comparten con la agencia gastos y beneficios de los reportajes), y ofrece también la producción de otros 2.000 colaboradores. En un año difunde cien mil imágenes en cincuenta países.
Lo que más ha cambiado en los últimos tiempos es el género de las imágenes difundidas. Mientras que las fotos informativas, que eran la razón de ser de estas agencias, representan una proporción cada vez menos importante, el sector de personalidades (people) ha crecido hasta suponer del 40% al 50% de la cifra de negocios. Dentro de este género, la gran mayoría son fotos autorizadas, controladas por los famosos.
A su modo lo explica Manuel Bidermanas, director de fotografía del semanario Le Point: «Las agencias están mucho más preocupadas por las ventas que por la información. Entre las tensiones de un país lejano y Estefanía de Mónaco, escogen a la princesa».
Según Monique Kouznetzoff, responsable del departamento «Gente» de la agencia Sigma, «las revistas prefieren dar reportajes realizados sin el visto bueno de las personalidades. Y sin duda el público busca más las fotos robadas que las imágenes de calidad». Pero el criterio que se impone es el de quien está dispuesto a pagar por la foto, bien sea un periódico, una revista o la propia «estrella» que desea vender su imagen.
En la evolución de la foto de prensa, también ha influido su convivencia con la publicidad. Hace dos décadas la foto publicitaria e incluso los anuncios televisivos copiaban los recursos de la información periodística; hoy sucede al revés: hasta el punto de que las fotos periodísticas —sobre todo en las revistas y en los suplementos de los diarios— se van tiñendo de rasgos publicitarios. Los retoques que permite el tratamiento informático de las imágenes, el empleo de modelos contratados, etc. dotan a las fotografías de un aire virtual, no por eso menos comunicativo.
Por otra parte, los montajes fotográficos tienen sus ventajas: permiten una producción más rápida y barata… y menos comprometida, pues evitan problemas como el que una persona pida dinero por derechos de imagen tras aparecer en una foto de un reportaje. Así, en los semanarios y revistas hay cada vez menos fotografías informativas y más imágenes de ilustración, con modelos que posan para crear las imágenes apropiadas. Como dice Robert Pledge, director de la agencia de fotos Contact, «ya no se cubre la actualidad, sino que se ilustra». En este sector en auge de las imágenes de ilustración, dominan las agencias británicas y estadounidenses (Getty, Visual, Image Bank, Corbis…).