Recurrir a un autocar llamativo para lanzar mensajes y sensibilizar a la población es cada vez más habitual. Hace unos años, copiando una iniciativa británica, tuvimos el llamado bus ateo, con el lema “Probablemente Dios no existe. Así que deja de preocuparte y disfruta de la vida”. El mensaje daba por supuesto que el creyente es un ser agobiado por sus creencias e incapaz de gozar de la vida. Pero nadie dijo que la negación de la existencia de Dios expresara un odio contra los creyentes ni incitara a discriminarlos. El autobús circuló por Madrid y otras ciudades sin mayores incidentes.
La denuncia del “discurso del odio” se convierte en un expediente para negar la libre expresión del discrepante
Pero parece que la libertad de expresión n…
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