Ciudad de México.—El #MiaEmpathyLab del Minneapolis Institute of Art está desarrollando estudios sobre cuáles son las barreras sistémicas y cuáles las soluciones para que las instituciones culturales logren generar mayor empatía, frente a las inercias y las convenciones en los museos. Esta es una muestra de la preocupación de los museos y demás espacios de cultura por conectar con sus públicos, y de conectar no de forma masificada sino empática, de persona a persona.
Según explica el crítico de arte Michael Kimmelman en un reciente artículo del New York Times, parece que una de las ideas que ha inspirado la última ampliación del MoMA es la presunción de que, a más espacio, más visitantes. El museo acaba de gastar 450 millones de dólares para sumar otros 4.367 metros cuadrados de espacio. Su objetivo es mostrar más obras de la vasta colección, pero también aliviar la congestión al dispersar a los visitantes en una superficie más grande. La asistencia de un millón de visitantes por año durante la década de 1970, superó los dos millones después de la ampliación de 2004, y alcanzó los tres millones en 2010, manteniéndose bastante estable desde entonces. Ahora bien, como señala Kimmelman, “las expansiones tienden a atraer multitudes más grandes. Los expertos en transporte llaman a este fenómeno demanda inducida: cuantos más carriles agregue a una carretera atascada, más automóviles llegarán inevitablemente para llenarlos”.
“Los museos de verdad son los sitios en los que el tiempo se transforma en espacio” (Orhan Pamuk)
La exposición que hoy inaugura el Museo del Louvre sobre Leonardo da Vinci pasará a la Historia por su ambición en cuanto al número de préstamos de obras reunidas, y probablemente, por el número de visitantes: antes de que se inaugure, ya se han vendido 182.000 entradas. ¿Esto genera aprendizaje, disfrute y goce real para los públicos? ¿La masificación genera experiencias satisfactorias e integrales?
Tiempo para contemplar y conversar
A otros museos, en cambio, más que el tamaño, les preocupa ofrecer visitas de calidad en un momento de ansiosa búsqueda de macrocifras de visitantes, como explicaba a El País Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos, uno de los cuatro más visitados del mundo: “Yo desearía proporcionarles una visita de alta calidad y, algunos días a determinadas horas, no es así. Solo unos pocos edificios del complejo fueron concebidos como museos en el siglo XVIII, el resto son construcciones del medievo y del Renacimiento pensadas para albergar a la corte del Papa. Tenemos que funcionar con esto y hay puertas de apenas 80 centímetros de ancho”. Por su parte, Laurence Des Cars, directora del Museo de Orsay de París, admite que el museo del siglo XXI reclama otro concepto: “Es un foro, un lugar donde llevar a tus hijos. Hay que inventar nuevos formatos y actividades que atraigan a la gente a descubrir la colección: para que entren en la conversación hay que tenderles la mano. (…) Depende de nosotros el mejorar la experiencia de la visita y convertir los museos en algo excitante”.
El museo como conversación pausada del que mira a los ojos, escucha y habla. Ese es el reto. Inventar y diseñar nuevas fórmulas para que el museo del siglo XXI sea un espacio más social, más emocional, más sabio…, donde los visitantes se demoren en sus salas, se dejen sorprender, se reconcilien con la vida y consigo mismos. Los museos no son espacios solo para eruditos, investigadores, especialistas. Los museos son para todos.
El museo como conversación pausada del que mira a los ojos, escucha y habla. Ese es el reto
También el Museo Reina Sofía de Madrid quiere ofrecer a sus públicos “experiencias inmersivas frente a las puramente contemplativas”, observa el periodista Gonzalo Cachero. Para ello, el museo ha empezado a organizar rutas por las colecciones, actividades que se apoyan en la música, el cine, el arte sonoro, las performances…
Los museos de hoy deben desarrollar estudios de públicos, para reconectar de forma más duradera y profunda. Deben reaprender a fascinar. El escritor turco Premio Nobel de Literatura en 2006 Orhan Pamuk afirmó: “Los museos de verdad son los sitios en los que el tiempo se transforma en espacio”.
Dra. María Molina León
Historiadora del Arte, Antropóloga y Museóloga. Miembro del International Council of Museums (ICOM) y directora del Museo Universidad Panamericana (Ciudad de México)