WikiTribune rectifica el rumbo un año y medio después de su lanzamiento, con el despido del equipo de periodistas y con un rediseño. La iniciativa de Jimmy Wales, cofundador de Wikipedia, nació como un proyecto experimental, que funcionaba como la popular enciclopedia pero cuya materia eran las noticias. Lo más importante era que muchos contribuyeran a escribirlas, en igualdad de condiciones, y que cualquiera pudiera aportar. ¿Cualquiera?
Cualquiera. La “democratización” es pieza clave de la idea periodística de Wales y, según ha declarado en su plataforma, la razón por la que tuvo que despedir a la plantilla fija. Se trataba de unos doce periodistas profesionales que, a su juicio, se habían arrogado un papel preponderante. En esa carta abierta reconoce su responsabilidad, aludiendo a errores similares en los inicios de Wikipedia: “Nos equivocamos ya en el diseño inicial. A pesar de los mejores esfuerzos del personal, la estructura y el diseño no han permitido que la comunidad prosperara genuinamente”.
Si un periodista profesional no consigue ser neutral, ¿se puede esperar neutralidad de todos y cada uno de los contribuyentes, es decir, de cualquiera?
En esto le da la razón uno de los recién despedidos, Charles Michio Turner: “Los artículos publicados por los periodistas –incluidas algunas exclusivas imponentes– solían ser los más vistos… Pero también solían recibir menos colaboraciones”. Turner, el único de los perjudicados que se ha pronunciado públicamente, analiza la situación en un artículo en Medium. Comienza alertando contra quienes aprovecharán este acontecimiento para considerar el experimento fracasado. Y añade una reflexión sobre periodismo participativo y la estructura de la noticia.
¿Todos somos periodistas?
Como ya había señalado Aceprensa, “contar bien unos hechos (con su contexto, suscitando el interés del lector) y en poco tiempo no es tan fácil, pues requiere de destrezas puramente periodísticas”. Turner es de la misma opinión: mientras que la audiencia puede colaborar en el proceso de recopilación de información –y cita el caso de ProPublica–, no todo ciudadano puede hacer de periodista. Turner, que cree en el proyecto de Wales, afirma que el error de WikiTribune ha sido seguir la estructura tradicional de la noticia, la pirámide invertida.
Para él, el periodismo colaborativo se da de bruces con la narración periodística, pero da muy buenos resultados con determinados contenidos y formatos. Lo ejemplifica con una de las posibilidades que ofrecíaWikiTribune: “El proyecto de verificación de hechos (community fact checking project ) de la comunidad de WikiTribune, una plataforma donde la comunidad comprueba afirmaciones dudosas hechas por personas influyentes en las redes sociales”. Todo esto lleva a pensar en el papel que Wales otorga a los periodistas en su tribuna.
Más participación, ¿más valor?
“La comunidad (virtual) no está para ayudar a los periodistas. Más bien, los periodistas estarán ahí para trabajar por la comunidad”, asevera Wales, explicando una vez más su noción de periodismo participativo. ¿A qué se refiere? ¿Cuáles son las acciones concretas que el periodista de WikiTribune debería realizar en servicio de la comunidad? En su carta no hay respuesta a esas preguntas. Simplemente niega que la función del periodista sea “filtrar” las contribuciones de los usuarios. ¿Debe entonces enseñarles a hacer periodismo?
Como ya queda dicho, no es fácil escribir una buena pieza periodística. Por eso, existen Facultades de Periodismo. Por eso, un reportero veterano tiene más valor profesional que el estudiante de prácticas. Y, por eso, se otorgan premios a quienes desempeñan su labor de manera excelente. Sin embargo, esos baremos no son los que utiliza WikiTribune. Para esta plataforma de noticias, el criterio fundamental es la participación. El texto que cuenta con muchas ediciones de la comunidad es digno de WikiTribune. El reportaje de un profesional, al que la comunidad tendrá poco que añadir, no aporta nada.
Viene a propósito, de nuevo, esta reflexión del periodista despedido: “La falta de participación de la audiencia no se debía a falta de interés. En mi opinión, era una muestra del buen juicio de la comunidad de WikiTribune. Sería un acto de vandalismo editar la pieza de periodismo cuidadosamente construida por otra persona”.
“Por favor, ten cuidado”
Dicho esto, sigue habiendo algo que no cuadra. El fundador de WikiTribune no justifica el despido de sus periodistas con números. O, al menos, no es ahí donde pone el énfasis. El tema que saca de sus casillas a Wales, el que le arranca los adjetivos calificativos y las críticas más desgarradas es otro: la neutralidad. Para él, hay muchos periodistas excelentes que están a la altura de los ideales de neutralidad. Pero predomina entre ellos la arrogancia, y realizan un trabajo “absolutamente miserable en comparación con, por ejemplo, los wikipedistas”, dice.
Mientras que la audiencia puede colaborar en el proceso de recopilación de información, no todo ciudadano puede hacer de periodista
Un usuario de WikiTribune –periodista de profesión– comenta la carta abierta de Wales, rechazando “la idea de que un déficit de democracia se puede suplir con un periodismo democratizado”. De hecho, hay algo que parece no encajar en los razonamientos de Wales. ¿No es la falta de neutralidad lo que más recrimina a su antigua plantilla? Y si un profesional, que cuenta con formación y experiencia, no consigue ser neutral, ¿se puede esperar neutralidad de todos y cada uno de los contribuyentes, es decir, de cualquiera?
Wales parece sentir un cierto vértigo al confiar en los lectores-escritores, que a partir de ahora no tendrán que superar ningún filtro antes de ser proyectados a una audiencia global. Wales sabe que WikiTribune se convierte en trampolín para “cualquiera”. Y advierte: “Esto es parte de un cambio estratégico para hacer que la comunidad avance más que nunca. Es un experimento. Por favor, ten cuidado. De entrada, confío en ti. De entrada, la comunidad confía en ti. Pero puedes perder esa confianza si no actúas rectamente”.
Experimentar con las noticiasWales y su equipo experimentan. Y no son los únicos. Viejos y nuevos actores de la web y las redes sociales intentan frenar el fenómeno de las noticias falsas. Su labor es encomiable, porque las informaciones sesgadas, mientras circulan, polarizan opiniones y ponen obstáculos al diálogo. En el mundo emprendedor estadounidense se convive con naturalidad con el sistema prueba-error. En Europa no estamos acostumbrados a alabar al empresario que tuvo la audacia de empezar negocios, si estos fallaron. Nos cuesta pensar en toda la experiencia que habrá adquirido; ponemos la mirada en los fallos. Los fundadores de WikiTribune no parecen tener prisa por hacer diana. En su carta (escrita en octubre 2018), y tras un año y medio de trabajo, Wales habla de seis meses más como “proyecto piloto”. Después pasarán a la fase “beta”. Es decir, alrededor de abril tendrán la versión terminada, de la que aún habrá que eliminar errores. En sus propias palabras: todavía están explorando qué cosas son las que funcionan. Queda por ver si la comunidad tendrá paciencia y si el resultado valdrá la pena. B.H.V. |