Más títulos, más espacios y más espectadores. Este es el balance del género musical en España y América Latina. Y eso que, si hubo un género que sufrió durante el covid-19, fue precisamente el musical. Durante muchos meses los teatros se cerraron a cal y canto y actores, músicos y coreógrafos abandonaron los escenarios temiendo por su futuro. Sin embargo, y paradójicamente, este parón actuó como un muelle y hoy, el público que ha abandonado las salas de cine es el que llena los teatros para ver cantar, bailar e interpretar a los artistas en directo.
En España, este es un fenómeno nuevo, porque, hasta hace unos años, quien quería ver un musical se iba fuera: a Londres o a Broadway. Y eso porque quienes hacían musicales eran los anglosajones y en España no había mucha cultura. Lo más parecido era la zarzuela. El primer gran musical que llegó a Madrid, a la Gran Vía, fue La bella y la bestia en el año 1999, pero, sin duda, el título que marcó un hito y un punto de inflexión fue el estreno de El Rey León en el año 2011. La adaptación del clásico de Disney es el musical más exitoso de la historia. Se estrenó en el año 1997, se ha traducido a nueve idiomas y lo han visto 110 millones de personas en 100 ciudades distintas.
En el caso de España, El Rey León vino para quedarse y también puede presumir de números: 13 temporadas, 3.500 funciones y más de 6 millones de espectadores. Fue el principio del boom. “En España hemos descubierto este tipo de espectáculo hace poco, quizá por que los musicales que veíamos en la televisión eran en inglés y no entendías por qué los actores se ponían a cantar o a bailar… Pero ver un musical en directo y entendiéndolo es otra cosa”, afirma Javier Muñoz, fundador de Jana, una escuela internacional de artes escénicas que cuenta en la actualidad con más de 2.000 alumnos repartidos en sedes en España, México y Ecuador.
Madrid: ¿Broadway hispano?
Los musicales en español, la mayoría adaptaciones de musicales anglosajones, van tomando fuerza en ciudades como Buenos Aires, Ciudad de México… y Madrid. En este momento, se representan en la capital de España 20 musicales de entidad. Una oferta variada que ha convertido a la ciudad en destino de muchos amantes del género. “Madrid es, desde hace unos años, la capital mundial de los musicales en español; por el número de producciones que se presentan, por la cantidad de público que asiste, y porque el nivel de los espectáculos es comparable a Broadway o el West End”, señala Daniel Mejías, que lleva a sus espaldas más de dos décadas promocionando musicales en la capital.
En ese sentido, hay muchos que colocan ya a Madrid como la cuarta ciudad como escenario de musicales detrás de Nueva York, Londres y Hamburgo, que es también una sede importante porque recoge mucho público del norte de Alemania y de los países nórdicos. “En Madrid, el público que asiste a un musical hoy es de toda España y también del extranjero. De los 6 millones de espectadores de El rey León, 5 son de fuera”, señala Yolanda Pérez, directora de Stage Entertainment España, la empresa internacional líder en producción de musicales y la “madrina” en España de títulos como El rey león, Aladdin, Los miserables o My Fair Lady. Pérez explica cómo al principio se pensó en hacer giras por diferentes ciudades, pero terminaron descartándolo por las dificultades de producción. “Eran musicales de un tamaño descomunal que movían a 200 personas –explica Yolanda Pérez– y, al final, si quieres estrenarlo en otra ciudad, acabas reduciendo el espectáculo; así que pensamos: si quieren, que vengan a verlo a Madrid, pero no vamos a darles algo de menor calidad”.
Actualmente, Stage Entertainment España tiene dos teatros en Madrid, en la Gran Vía, y quieren adquirir un tercero. La productora se encarga de todo el proyecto desde el origen: desde elegir el musical que se va a adaptar, hasta buscar guionistas, director, hacer el casting, elaborar el vestuario y construir los decorados. Con otras palabras, una auténtica industria. En ocasiones, los directores de los musicales originales asisten a los primeros ensayos para dar algunas ideas y revisar la adaptación, pero son producciones, en cierto modo, nuevas.
Después de tanta exposición a las pantallas durante el confinamiento, la gente valora mucho más participar en un evento diferente
Daniel Mejías, aunque no descarta la opción de las giras por diferentes ciudades, subraya la dificultad especial que surge cuando el elenco de actores es mayoritariamente infantil: “Son decisiones, a veces empresariales, o a veces por motivos artísticos. Hay producciones como Grease, Chicago o Mamma Mia que pueden girarse. Otras como Billy Elliot o Matilda es imposible que viajen por la cantidad de niños que participan”.
Actores, bailarines y músicos
El auge del musical ha generado una necesidad de artistas y una necesidad de formación muy específica. “En España hay mucho talento, pero lógicamente se necesita mucha formación profesional para subirse a un escenario, y nuestro gran reto es que el nivel de interpretación en musicales en España sea el mismo que en Broadway o el West End”, afirma Javier Muñoz, que es consciente de que el actor de musicales necesita dominar, no sólo la interpretación sino también otras disciplinas “Tratamos de conseguir que el concepto de arte para el actor sea único y global. Un actor debe transmitir con verdad las emociones de sus personajes, ya sea hablando, cantando o bailando. Debe mezclar la técnica de cada disciplina (interpretación, canto o danza) para que se fusionen en su capacidad de transmitir”.
La pandemia y el efecto muelle
Los musicales, como todos los espectáculos, sufrieron mucho con la pandemia. Fueron 18 meses de cierre y de una gran inestabilidad. Se temía por el futuro… Sin embargo, ese parón ha funcionado como un muelle: la gente ha vuelto con más ganas. “Es como si el público tuviera necesidad de vivir la música en directo”, señala Yolanda Pérez, que además piensa que, después de tanta exposición a las pantallas durante el confinamiento, la gente valora mucho más participar en un evento diferente.
José Domingo, productor de WAH, el espectáculo que en IFEMA ofrece, además de un musical –con melodías sin letra–, una experiencia de tour gastronómico y una celebración posterior, coincide: “Pienso que el covid nos llevó a vivir unos años de parón mundial, de prohibiciones, de miedos y, en esos tiempos, la música tuvo un papel relevante para todos, fue ese refugio en los días más duros. ¿Por qué no hacerla protagonista de una experiencia emocionante para todos y llena de magia y vida? Por otra parte, la música es un idioma universal. Da igual si eres de aquí o de fuera, si hablas inglés, español o francés. Da igual que tengas cinco años o cien. La música nos conecta a todos”.
Daniel Mejías ahonda en esta idea. “La razón de que la gente acuda a algún sitio y pague una entrada tiene que ver en gran parte con lo que se le ofrece y el musical lo tiene todo; música, canciones, coreografías, grandes decorados, actores muy preparados… Como decía José María Cámara, uno de los productores más importantes que tuvo el género: “Las mejores dos horas y media de felicidad que se pueden comprar con dinero, están en un musical”.
En cuanto al público que acude a musicales, no es fácil trazar un retrato robot. “No tengo un espectador-tipo –señala Daniel Mejías–. Tiene que ver con el título. Hay musicales clásicos, musicales con mucho humor, musicales para adultos, musicales familiares…”. “Nosotros tenemos un público joven, que se entusiasma con los musicales –afirma Yolanda Pérez–. Ha crecido con las pantallas y les parece novedoso este formato. Pero es un público joven adulto, no son producciones para niños, entre otras cosas porque son espectáculos muy largos. Hay parejas que, precisamente, aprovechan para dejar a los niños en casa y celebrar un aniversario o algo especial. Hay que tener en cuenta que los precios de los musicales son elevados y entiendes que es una ocasión un poco extraordinaria. Vienes, a lo mejor, una vez al año a Madrid y disfrutas de un musical”.
El caso de WAH es un poco particular porque, además de un público general, asisten empresas. “Acude un público bastante heterogéneo, en grupo, en pareja, sin ella, para vivir la gran experiencia que ofrecemos de casi cinco horas de duración. Luego hay una parte importante del negocio para otro tipo de público, que son los eventos de empresa, grandes o pequeñas: convenciones, cenas de Navidad, etc”.
El director de Jana, Javier Muñoz, también coincide en que el musical es un género que puede convencer a muy diferentes tipos de público “Es difícil equivocarse con El Rey León, que lleva ya doce años en la cartelera de Madrid. Para algo grandioso y español, quizá Malinche, el musical de Nacho Cano, pueda ser una buena opción. Hay otros clásicos como El fantasma de la ópera o comedias como Pretty Woman, con Cristina Llorente como protagonista, o Una rubia muy legal… Un musical que aconsejo vivamente es School of Rock, donde los niños que actúan (cantan, bailan, interpretan y tocan los instrumentos) se han formado durante un año en Jana y dan un espectáculo muy potente y brillante. En cuanto a musicales infantiles hay muchos, pero, claro, yo me quedo con los de Jana. Como el que estrenamos estas Navidades: La Cenicienta y el Zapatito de Cristal en el Teatro Arapiles”.
¿Y cómo llega la gente a un determinado musical y no a otro? La crítica de musicales no está apenas desarrollada, así que cobra especial importancia el boca-oreja. “Nos esforzamos por dar a conocer los musicales a través de la publicidad y a través de las apariciones en medios de comunicación, señala Daniel Mejías, pero la mejor publicidad es el boca-oreja. Todos nos fiamos más de lo que nos cuente un amigo o un presentador de radio o televisión con mucho prestigio”.
Precisamente para cubrir un poco esta laguna informativa y la escasez de crítica sobre musicales, y facilitar a nuestros lectores la selección del espectáculo, en Aceprensa nos ilusiona empezar a ofrecer algunas críticas sobre los musicales que, de momento, se pueden ver en Madrid. En la actualidad, entre los musicales que se pueden encontrar en la capital, están Matilda, El fantasma de la ópera, Aladdin, El Rey León, Peter Pan, Mamma mia o Malinche.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta