Los padres tienen una gran labor por delante para que sus hijos estén seguros en las redes sociales, sostiene la psicóloga norteamericana Erica Komisar. En un texto publicado en el blog del Institute for Family Studies (IFS) ofrece algunos consejos.
Las redes pueden afectar a la salud mental de los adolescentes. Para evitar los peligros, lo primero que Komisar propone es contribuir a que los hijos desarrollen una estabilidad psíquica y una sana autoestima, lo que implica “estar presentes física y emocionalmente desde el nacimiento hasta la adolescencia”.
Así, no deben cometer el error de ignorar posibles signos de trastornos como anorexia o bulimia, y tranquilizarse pensando que son situaciones transitorias. Komisar aconseja no pasar por alto esos indicios y ayudar a los hijos a comprender que son aceptados y amados con sus imperfecciones. De esa manera, “los niños, y especialmente las adolescentes, tendrán menos problemas de imagen corporal provocados por las redes sociales”.
Pero no son necesariamente problemas exclusivos de adolescentes. Komisar señala que también los padres se examinen para comprobar si ellos mismos los sufren, porque “si los padres se comparan constantemente y comparan sus vidas con lo que ven en las redes sociales, este patrón se contagiará a sus hijos”.
Komisar concuerda con la tesis de la profesora Jean Twegen en otra entrada en el blog del IFS: que los padres no deberían permitir a sus hijos utilizar las redes sociales hasta mediada la adolescencia. “El cerebro de un adolescente es particularmente susceptible a las críticas y a la exigencia de perfección en las redes, por lo que cuanto más tiempo retrase el acceso a ellas, mejor”.
Al final –concluye Komisar–, no se puede evitar que los jóvenes utilicen las redes sociales, pero es esencial que antes tengan madurez suficiente para no ser arrastrados por la imagen idealizada y falsa que muchas personas exhiben de sí mismas en las redes.