Las tecnologías de información y comunicación pueden llegar a desbordarnos. Un estudio muestra que estar siempre conectado es una fuente de distracciones que hace trabajar peor, explica Matt Richtel en The New York Times.
Un usuario avezado de las técnicas de comunicación puede tener abiertos media docena o más de canales a la vez. Mientras escribe con el ordenador, en su pantalla puede comprobar cada pocos minutos el correo electrónico que le llega y a la vez vigilar las cotizaciones de Bolsa u otras informaciones por la web, y en una esquina tener abierta una ventana para ver televisión. En cuanto le manden un recado por Twitter, por su red social o por mensajería instantántea, lo verá. Con el teléfono móvil, que es también agenda, puede hablar o usar el SMS, y recordar gracias a los avisos acústicos la hora de una próxima cita o el vencimiento de una gestión pendiente.
Así son los hombres y mujeres “multitareas”, siempre conectados, capaces de hacer varias cosas a la vez o de pasar de una a otra a velocidad vertiginosa. O no. Resulta, según un estudio hecho en la Universidad de Stanford, que tales personas olvidan más cosas, se despistan más y trabajan menos.
La intención de Eyal Ophir y sus colaboradores era averiguar si la tecnología actual permite a la raza humana superar una limitación que los psicólogos habían dado por invencible: nuestro cerebro a duras penas puede procesar dos flujos de datos simultáneos, y nunca usarlos para tomar dos decisiones a la vez.
Para comprobar si esto había cambiado, diseñaron algunos experimentos para dos grupos de personas: uno de “multitareas” y otros acostumbrados a trabajar de modo más tradicional. En una prueba en que se trataba de identificar cambios de posición en figuras rojas sin atender a lo que pasara con otras azules, los “multitareas” puntuaron peor. La explicación plausible es que son menos capaces de filtrar la información para desechar la irrelevante. De hecho, otro ensayo mostró que pierden rendimiento porque tienden a buscar nuevos datos sin pararse a juzgar si los que ya tienen son válidos y suficientes para sacarles partido. Quizá el descubrimiento más sorprendente es que los “multitareas” tardan más en realizar un trabajo y son más lentos en pasar de uno a otro.
Esto no significa que usar mucho las tecnologías de comunicación solo tenga consecuencias perjudiciales. Hay indicios de que estimula las conexiones neuronales y la actividad cerebral. Pero puede disminuir la capacidad de concentrar la atención en una cosa, y esto es necesario para trabajar bien.
Al menos, así ocurre con la gran mayoría de los mortales. Otros estudios, hechos por investigadores de la Universidad de Utah, indican que en efecto hay personas capaces de manejar más de un flujo de informaciones a la vez. Pero son muy pocos: menos del 3% de la población total.