Según un informe oficial, basado en una encuesta hecha en 2003, unos 45 millones de estadounidenses llevan tatuajes. Más de siete millones de ellos lo lamentan.
Algunos años después de que reviviera la moda del tatuaje, ha llegado la contramoda. Muchos que se hicieron tatuar buscan ahora quien les quite los tatuajes. Primero quisieron llevar en la piel, “para siempre”, el nombre del novio o la novia, un símbolo rockero y contestatario, un adorno chic… Pero la vida cambia, aquel novio ya no lo es, ese adorno resulta ahora tan anticuado…
Así como la moda hizo surgir una floreciente industria, también la contramoda crea buenas oportunidades de negocio para dermatólogos y centros de belleza, que en Estados Unidos terminarán el año habiendo quitado unos 100.000 tatuajes con aparatos de rayos láser. No es en realidad la “contraindustria”, pues necesita a su opuesta. Es más: en buena parte una y otra se sostienen mutuamente, pues muchos se quitan tatuajes para hacer hueco a otros nuevos.
La mayoría de los que se quitan tatuajes son mujeres de 25 a 35 años, dice el director ejecutivo de Dr. Tattoff, cadena de establecimientos dedicados a esa actividad. Lo que no sabe es si eso se debe a que ellas se tatúan más o a que se arrepienten antes.
Quitarse un tatuaje es una operación larga, molesta y un tanto cara (Dr. Tattoff cobra 39 dólares por pulgada cuadrada de adorno que eliminar). Pero un equipo de científicos del Massachusetts General Hospital y de las universidades Duke y Brown tiene a punto una nueva técnica de tatuaje fácilmente reversible. El pigmento irá dentro de microcápsulas y se podrá desintegrar con rayos láser de un tipo especial. El sistema, que se comercializará después de este verano, se llama Freedom-2, en alusión a la segunda oportunidad que ofrece a quienes perdieron la libertad epidérmica con la técnica tradicional.
Una vez que, gracias a Freedom-2, los tatuajes sean de quita y pon, dice el director ejecutivo de la compañía formada para explotar el invento, se animarán a tatuarse muchos que no se atreven por la dificultad de borrarlos. Si así ocurre, las dos industrias saldrán ganando.
Fuente: International Herald Tribune