Hay que repensar la asignatura de Educación para la Ciudadanía, evitando la confusión de la educación cívica con otros asuntos ajenos a ella, y tratar de conseguir un consenso social sobre su aplicación. Esta es la propuesta que hace Concepción Naval, profesora Titular de Teoría e Historia de la Educación en la Universidad de Navarra.
Concepción Naval, autora de libros como “Educar ciudadanos” y “La Educación cívica hoy”, recuerda que una enseñanza de este tipo está presente en distintos países europeos con diversas fórmulas: desde una enseñanza transversal a una asignatura especifica.
Por lo general, sus contenidos se refieren a tres aspectos: nociones de derechos humanos, unos elementos básicos de Derecho constitucional (qué es una democracia, cómo funciona) y cuestiones relacionadas con la participación ciudadana.
El problema en España es que la Educación para la Ciudadanía no se ha limitado a estos contenidos pacíficamente compartidos. Y gran parte de la sociedad civil ha visto en esta asignatura una injerencia del Estado en ámbitos que son competencia de la familia. “Lo que se presentó en un principio como una propuesta de mínimos de educación ciudadana se ha visto, y con razón, como una propuesta de máximos, de estilos de vida”, afirma Naval.
¿Cómo repensar esta Educación para la Ciudadanía? Concepción Naval hace dos sugerencias: “la primera sería evitar la confusión de la educación ciudadana con otros ámbitos de la educación (como pueden ser la educación vial, afectiva, sexual,…), es decir, aquellos contenidos que no son directamente educación cívica; esa es la experiencia de Inglaterra y así se ha manifestado en el informe de revisión de la introducción de esta asignatura. La segunda, tal como lo ha puesto de manifiesto la experiencia holandesa, es tratar de conseguir un consenso social (entre los partidos, la sociedad civil…) respecto a la introducción de una materia de este tipo.
Ver también: Aceprensa 77/06.