En Estados Unidos, los alumnos más conflictivos y de peores notas son los negros: los varones precisamente, no las chicas. Los que obtienen su título de secundaria sin repetir curso son solo el 46,2%, frente al 52,3% de los hispanos y el 72,4% de los “blancos” (en este contexto, los que no son tampoco de origen indio o asiático). Los que alcanzan el nivel mínimo en lectura a los 14 años son el 43%, frente al 76% de los blancos. Donde los muchachos negros “aventajan” a los demás es en problemas: según un recuento de 2002, el 23,8% habían sido sancionados con expulsión temporal, al 21,6% les habían detectado algún trastorno emocional y el 12,8% presentaban dificultades de aprendizaje. Un reciente congreso, del que informa Education Week (20-06-2007), examinó y propuso una posible solución: crear escuelas públicas masculinas para ellos.
Ya hay algunos centros de ese tipo, que han ido surgiendo en los últimos años, por ejemplo, Eagle Academy for Young Men (Nueva York) o Urban Prep Charter Academy (Chicago). El próximo curso comenzarán al menos uno nuevo en Houston y otro en Atlanta. Estas escuelas no están reservadas solo a los negros, pero de hecho la gran mayoría de sus alumnos lo son, por los barrios donde se ubican, y están pensadas para tales chicos.
En efecto, en ellas se trata de dar una atención específica a un sector del alumnado con necesidades claramente específicas. La triste situación de los chicos negros se debe en buena parte a la desintegración familiar. En la comunidad negra, el 68% de los nacimientos son extramatrimoniales y casi dos tercios de los hogares son monoparentales, a cargo de la madre en el 90% de los casos; proporciones todas ellas mayores que las de las otras razas. Las chicas lo acusan, desde luego; pero los muchachos salen peor parados: es más frecuente que desarrollen personalidad violenta, caigan bajo la influencia de bandas callejeras, cometan delitos y vayan a la cárcel. Y en todo caso, su rendimiento escolar es el más bajo.
El reciente congreso fue una oportunidad para que los participantes intercambiaran experiencias. Tim King, promotor de la Urban Prep de Chicago, recalcó que un aspecto clave es fomentar el sentido de responsabilidad: en su escuela las reglas son claras, se premia el esfuerzo y la buena conducta, pero también se sabe que quien comete una falta ha de atenerse a las consecuencias.
Otro asistente, Curt Green, director de un colegio masculino de Baton Rouge (Luisiana), que dejará para ponerse al frente de la nueva escuela pública para chicos que se abrirá en Atlanta, contó cómo cambió su actual centro cuando dejó de ser mixto. Antes, no más del 30-40% de los chicos pasaban del aprobado en los exámenes oficiales del estado; ahora la proporción ha subido 20 puntos, y además hay menos faltas de disciplina.
Pero la educación diferenciada por sexos todavía suscita recelos. La American Civil Liberties Union ha anunciado que presentará demandas en los tribunales contra varios programas de educación diferenciada en escuelas públicas aprobados en distintos estados. La organización sostiene que son contrarios a la igualdad entre los sexos y suponen una segregación ilegal.
Los defensores de la educación diferenciada para los chicos negros replican que la segregación es la que ahora hace el sistema educativo, al dejar a esos alumnos en situación de inferioridad. Prestarles atención específica para sacarlos de ahí no es discriminatorio, dice Theodore Shaw, directivo de la National Association for the Advancement of Colored People, la principal organización por derechos civiles de los negros. La situación de los chicos negros, explica Shaw, es una verdadera “crisis”, un asunto de “acuciante interés público”; “es una muestra de superficialidad confundir con discriminación racial el intento de afrontar esa crisis”.