“El prestigio del docente español no ha disminuido en los últimos 20 años. La supuesta caída de su valoración es un tópico sin fundamento”. Esta es una de las conclusiones del estudio El prestigio de la profesión docente. Percepción y realidad (julio 2013), realizado por la Fundación Europea Sociedad y Educación (EFSE), en colaboración con la Fundación Botín. Esta investigación analiza cómo perciben los españoles la educación, y cómo valoran a los maestros de educación Infantil, Primaria, y Secundaria.
En el trabajo, coordinado por Mercedes de Esteban (EFSE), han participado 15 expertos universitarios, dirigidos por Víctor Pérez-Díaz (Presidente de Analistas Socio-Políticos -ASP-) y Juan Carlos Rodríguez (profesor de Sociología de la Universidad Complutense). Para su elaboración se ha realizado una encuesta telefónica a 807 personas, de 18 a 75 años. El error máximo estimado de los datos, a escala nacional, es de 3,5%.
Los encuestados están satisfechos en general con el nivel de preparación y el nivel de
vocación de los docentes
El nivel de los profesores es clave en la calidad educativa
La encuesta revela que el prestigio de los profesores es una pieza clave de la mejora de la enseñanza. Un 78,3% de la población encuestada coincide en que un aumento del prestigio docente tendría efectos positivos en los resultados del sistema educativo. Además, un 81,2% está muy o bastante de acuerdo con que un aumento del prestigio docente haría que se presentasen mejores candidatos a las carreras universitarias que dan acceso al trabajo de la enseñanza.
Los encuestados, satisfechos en general con el nivel de preparación y el nivel de vocación de los docentes, atribuyen un peso notable a la vocación en la decisión de dedicarse a la enseñanza. En una escala del 0 al 10, los encuestados califican con un 7,22 la preparación de los maestros de Primaria y con un 6,98 a los profesores de Secundaria. En cuanto a la vocación, califican a los primeros con un 6,98 y con un 6,59 a los segundos. Un 80,3% cree que en la decisión de dedicarse a la docencia pesa mucho la vocación.
Los docentes creen tener mucho menos prestigio social del que tienen realmente
Hay un amplio acuerdo respecto a las medidas orientadas a mejorar el prestigio de los docentes. Puntuadas de 0 a 10, por grado de utilidad, destacan: mejorar la formación, inicial (8,18) y permanente (8,40) del profesorado, así como ser más exigentes en su selección (7,26). Aumentar su autonomía profesional (7,50) y su autoridad (8,29). Contar con más medios que faciliten su desempeño (8,68), y mejorar su salario (5,32).
Alta valoración de la profesión docente
Los docentes creen tener mucho menos prestigio social del que tienen realmente. En una encuesta aplicada en 2008 a tutores de ESO en Madrid, en una escala de prestigio social del 1 al 5, la media que creían tener era de 2,3. Si traducimos los resultados de la encuesta de 2012 a la citada escala, el prestigio docente se situaría hoy en el 3,7, bastante por encima del nivel del 2,3.
El prestigio social de los docentes apenas ha variado en los últimos 20 años. En 1991, para los profesores de EGB era de 70,2 en la escala de 0 a 100. Según la encuesta de 2012, es de 68,2; una diferencia no significativa.
La valoración social de los profesores de Primaria y Secundaria se sitúa en el nivel medio-alto en la clasificación de las 100 profesiones de las que se ha medido el prestigio. El prestigio medio estimado para los profesores de Primaria es de 68,2; y de 68,4 para los de Secundaria. Los criterios más tenidos en cuenta en la valoración del prestigio se refieren al grado de responsabilidad que asumen los profesionales (93,5%), a su competencia profesional (92,2%), y la contribución que hacen a la sociedad (88,8%).
Los encuestados hacen responsables de la opinión sobre el prestigio de la profesión, en primer lugar, a los padres de los alumnos (44,2%), seguidos de los políticos (42,9%). A continuación estarían los propios profesores y maestros (31%), y los alumnos (29,4%). Los medios de comunicación apenas están presentes, pero, si en algo influyen es por la notable presencia de noticias negativas sobre el profesorado.
Las familias, primeros agentes de la educación
Hay elementos muy sustanciales de afinidad entre familias y docentes que reflejan un compromiso intenso con la educación de niños y adolescentes. Algunos de estos elementos son: el reconocimiento de la responsabilidad fundamental de la familia en la educación. La relevancia de que los alumnos adquieran conocimientos básicos. La necesidad de dar mayores dosis de libertad responsable a los agentes de la comunidad educativa. Eliminar trabas y cargas burocráticas. Formar equipos docentes estables, y, por ello, capaces de sacar adelante los proyectos pedagógicos de los centros. Reforzar la autoridad del profesorado.
Respecto a la colaboración entre familias y profesores, Víctor Pérez-Díaz y Juan Carlos Rodríguez, directores de la investigación afirman: “…La evidencia aportada en esta encuesta, tal como nosotros la interpretamos, y a reserva de la discusión que esperamos y deseamos tenga lugar, apunta en la dirección de una alianza entre las gentes del común, reales o hipotéticos padres y madres de familia, responsables de la educación de las nuevas generaciones, con los docentes, encargados principales de llevar a cabo esa tarea. Siempre sobre el supuesto de que tengan curiosidad mutua, se comuniquen entre sí, se enteren de las posiciones de los otros, las comprendan, simpaticen los unos con los otros, negocien sus diferencias, y de este modo, a la larga, mediante tratos y contratos, lleguen a hacer algo en común, e incluso algo por su cuenta, y sin pedir demasiados permisos”.