No es raro que los responsables de las políticas educativas en España presenten la clase de Religión como una asignatura polémica. Pero la percepción no es la misma entre los alumnos que la cursan, sus padres y sus profesores. Los verdaderos protagonistas de esta asignatura muestran un grado de satisfacción muy alto. Así se desprende de un informe presentado por la Fundación SM.
Como señala Javier Cortés -director general del grupo SM- en el prólogo del informe “Protagonistas de la clase de Religión”, el estudio pretende aparcar los debates ideológicos para averiguar “qué está pasando de verdad en las aulas cuando se imparte la clase de Religión”. Y, sobre todo, quiénes y cómo son sus protagonistas.
El informe, realizado por el Instituto de Evaluación y Asesoramiento IDEA y dirigido por Carlos Esteban, se basa en encuestas a 3.808 alumnos, 2.182 familias y 433 profesores de Religión de todo el país. Los alumnos encuestados -de Primaria, Secundaria y Bachillerato- pertenecen a centros públicos, privados y concertados.
Los alumnos quieren Religión
Cada año, el 74% del alumnado en España escoge la asignatura de Religión, pese a no ser computable. Un porcentaje significativo de los alumnos encuestados (el 47,9%) dice que se ha matriculado porque él mismo lo ha elegido. La otra mitad asiste por decisión de sus padres; pero dentro de este grupo hay que contar a los menores de edad.
Es significativo el número de alumnos de Bachillerato que eligen la asignatura (un 43,8%). La cosa tiene su mérito porque “si optan por no cursarla, tienen dos horas menos de clase y se marchan a casa antes”, dice Esteban.
La mayoría de los alumnos que cursan la asignatura (el 74,8%) se declara católico. La práctica religiosa es habitual en un 40%, y un 39,4% está relacionado con alguna parroquia, asociación o movimiento religioso.
Para el 90,7% de los alumnos que asisten a clase de Religión, la familia es lo más importante. También es una mayoría notable la que afirma que son los padres los responsables de la educación de sus hijos.
Tres de cada cuatro alumnos dicen que la asignatura le ayuda a creer más en Jesucristo. El 24% asegura que si no fuera por la clase de Religión no conocería la Iglesia católica ni otras religiones. Además, la mayoría dice que la asignatura les da mayor cultura, y casi la mitad considera que les ayuda a ser más tolerantes.
Coherentes y con formación
El informe también ofrece conclusiones interesantes sobre el perfil de los profesores de Religión. Un valor básico es la coherencia. Para un 82%, el testimonio de vida cristiana es tan importante como la tarea docente, y casi todos defienden que el profesor ha de de llevar una vida coherente con los valores morales que intenta transmitir.
El 97,6% de los profesores de Religión son laicos y creyentes. Un 87,5% declara que su práctica religiosa es “habitual” o “muy habitual”. Un 65,1% tiene relación con alguna parroquia, movimiento o asociación religiosa. Y un 70% participa en acciones de voluntariado en su tiempo libre.
La formación es otro punto a su favor. Todos los profesores de Religión de Educación Infantil y Primaria tienen una titulación universitaria; y en Secundaria, el 67,5% tiene dos. Además, el 80,8% cuenta también con la titulación propia de la Iglesia, la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA).
No obstante, destaca la diversidad de opiniones sobre la naturaleza de la asignatura. El 39,9% considera que debería tener un enfoque no confesional y ser obligatoria para todos los alumnos. La mitad está a favor de la presencia de otras religiones como una opción educativa para las familias, y sólo 1 de cada 10 cree que la católica debería ser la única.
Las familias, contentas
La percepción de los padres sobre la clase de Religión es buena. El 77,5% se define “satisfecho” o “muy satisfecho” con la asignatura, un porcentaje 10 puntos superior al que ofreció una encuesta similar realizada hace una década.
Eso sí, las razones de las familias para elegir la clase de religión son diversas. Un 55% valora la asignatura porque ayudan a sus hijos a ser más responsables y desarrolla su capacidad crítica. El 79,4% por los valores y la cultura que aporta a sus hijos. El 58% de las familias tienen escolarizados a sus hijos en colegios con un proyecto educativo cristiano.
Pese a la satisfacción general de las familias, llama la atención que una cuarta parte de los padres cuyos hijos estudian Religión vean la asignatura como un privilegio de la Iglesia propio de otros tiempos. Para Esteban, esta percepción se explica en parte por lo politizado que ha estado en España el debate sobre la asignatura.