La Formación Profesional (FP) cada vez atrae más estudiantes y se consolida como alternativa al itinerario universitario. Sin embargo, quedan retos por resolver en cuanto a la inserción laboral de sus graduados.
Si se hiciera una encuesta a padres con la siguiente pregunta: “¿Preferiría que su hijo estudiara un grado universitario o una FP superior?”, es fácil aventurar que la gran mayoría se inclinaría por la primera opción. Y efectivamente, existen algunas razones para preferirla.
En cambio, si la pregunta se dirigiera a expertos en tendencias laborales, la respuesta sería, al menos, mucho más matizada. Y es que, a pesar de que todavía se suele considerar a la FP como el “patito feo” de la educación, algo así como un premio de consolación…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.