En el Acto de Inauguración del I Foro Europeo de la Educación (Madrid, 18-IV-97), Jesús Núñez Velázquez, presidente de ACADE (Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada), pronunció una conferencia en la que irónicamente trasladaba al mundo de la prensa el actual debate sobre la libertad de educación en España. Extraemos algunos párrafos de su intervención.
Encontramos medios de comunicación que defienden el lógico derecho de los ciudadanos a elegir libremente la información que quieran recibir y, sin embargo, niegan el derecho de esos mismos ciudadanos a elegir la educación que deseen.
O sectores de la vida pública que critican, con toda razón, la competencia privilegiada y subvencionada que les puedan hacer los medios públicos y sin embargo consideran natural que esa situación se produzca entre los colegios públicos y los privados.
Imaginemos por un momento que éstas sean las normas que regulan la actividad de la prensa en nuestro país:
«Primero: los periódicos privados se venderán a su precio de mercado, que es de 125 pesetas, mientras que los públicos se venderán solamente a diez pesetas.
Segundo: Aquellos periódicos privados que se avengan a cumplir ciertas directrices o imposiciones del gobierno, serán subvencionados, para que puedan venderse al mismo precio que los periódicos propiedad del sector público.
Tercero: Será el Gobierno el que establezca los asuntos sobre los que se pueda informar, y aquellos otros sobre los que no se pueda.
y Cuarto: Los periódicos públicos o subvencionados solamente serán vendidos a los habitantes próximos a la zona en que radique el diario».
No cabe la menor duda de que, si fuera esta la regulación vigente en el mundo de la información, los mismos medios que ahora critican la libertad de educación, y muchos otros, rechazarían con toda firmeza este modelo y lo considerarían inaceptable.
(…) La pregunta sería, entonces: ¿por qué causa tantos recelos la libertad de educación, cuando no los provoca la libertad de empresa o la de expresión?
A mi juicio, este fenómeno se produce porque mucha gente considera todavía incompatibles el derecho de acceso a la educación con el derecho a elegir el tipo de enseñanza que se quiere recibir.