Transparencia es el nuevo santo y seña en la esfera pública. El ciudadano tiene derecho a saber, desde la fortuna de los políticos a los contratos con la Administración. Hay que saber en qué se gasta el dinero de los contribuyentes y con qué resultados. Ya está comprobado que el secretismo y el silencio administrativo son el caldo de cultivo de la corrupción y las malas prácticas.
En este clima sorprende que el sector escolar sea todavía tan opaco. Mientras el gobierno prepara una Ley de Transparencia, la consejería de Educación de la Junta de Andalucía anuncia unas normas para la evaluación del sistema educativo basado en el criterio de que las familias y la opinión pública no dispongan de los datos que les permitan saber qué tal lo hace c…
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