Libertad de elegir escuela para mis hijos

publicado
DURACIÓN LECTURA: 3min.

Clint Bolick comenta que los últimos candidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos coinciden en algo: llevan a sus hijos a colegios privados, pero se oponen a que los pobres puedan elegir colegio («The Wall Street Journal», 2 marzo 2007).
Bolick es presidente de Alliance for School Choice, una organización estadounidense que defiende el derecho a elegir escuela. Hay algo, dice, en la política americana que convierte a los demócratas en defensores de la elección de escuela, pero que en la mayoría de los casos, solo se refiere a sus propios hijos, no a los millones de estudiantes de las escuelas públicas que tienen malos resultados. De hecho, hay una correlación perfecta entre los candidatos demócratas a la presidencia que han ejercitado la libertad de elección para sus hijos y la han negado para los hijos de los que no pueden permitirse elegir colegio.

Así, cuando Bill Clinton llegó a la Casa Blanca en 1993, continúa Bolick, pudo haber elegido cualquier escuela pública para su hija Chelsea pero optó por una privada, Sidwell Friends. Dos años más tarde, Clinton vetó una ley de cheque escolar que podría haber permitido a las familias del Distrito de Columbia enviar a sus hijos a colegios privados (George Bush sí firmó la subsiguiente versión de ese programa).

La hoy candidata presidencial Hillary Clinton sigue oponiéndose con firmeza a la elección de escuela. En una conferencia ante la National Education Association prometió «no abandonar jamás a la escuela pública». Presumiblemente hablaba como política, no como madre, añade Bolick.

John Edwards, otro candidato demócrata, detesta que existan «dos sistemas escolares: uno para ricos y otro para los demás». Sin embargo, cuando llegó al Senado envió a sus hijos a un colegio religioso privado porque «según «USA Today», los colegios públicos de Washington DC tenían serios problemas». Edwards también se opone a que las familias de bajos ingresos puedan utilizar un cheque escolar para enviar a sus hijos a colegios privados porque eso sería «sustraer recursos» a los colegios públicos. Siguiendo esa lógica, señala Bolick, él mismo «sustrajo» unos 132.000 dólares a los colegios públicos del DC.

Por último, Al Gore, que puede entrar en la carrera presidencial, ha dicho que «si yo tuviera un hijo en uno de esos colegios que van mal, también sería partidario del cheque escolar». Pero como no lo tiene, no lo es, apunta Bolick. También él llevó a sus hijos a colegios privados y se opone a la elección de escuela de las familias pobres.

Solo ha habido un aspirante que llevaba a sus hijos a colegios públicos y que votó a favor del cheque escolar en su estado, el ex gobernador de Iowa, Tom Vilsack. Sin embargo renunció a seguir adelante porque su candidatura no logró apoyos suficientes. Y solo ha habido un candidato, el senador Joe Biden, que llevaba a sus hijos a colegios privados pero también apoyaba la libertad de elección de escuela para los demás.

El caso misterioso, afirma Bolick, es el del senador Barack Obama, que lleva a sus hijos a colegios privados, califica el cheque escolar de «darwinismo social», pero afirma que «un buen punto de partida tanto para demócratas como republicanos sería experimentar e invertir en algo que funcione».

Según Clint Bolick, la libertad de elección funciona: quienes se benefician del cheque escolar mejoran su rendimiento académico respecto de los que se quedan en el antiguo colegio. Y añade que después de repasar la trayectoria de los candidatos demócratas es dudoso que alguno muestre esa apertura a la «experimentación», pero no hay que perder la esperanza.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.