Era la esperanza: con la llegada de las nuevas tecnologías, quienes antes leían libros impresos pasarían automáticamente a leer en las versiones digitales, por lo que ese hábito y la habilidad de comprender lo leído –básicamente por parte de los más jóvenes– no quedarían afectados por ello. Si el chico accedía a El corsario negro en papel y recibía todo un universo de conceptos, imágenes y usos lingüísticos, continuaría adquiriéndolo a través de una pantalla, con igual calidad.
Pero llegó el desengaño: esto no ha ocurrido. La mayor posibilidad de leer textos online no ha redundado a favor de una mayor comprensión lectora, según refieren tres profesores de la Universidad de Valencia (UV) en un estudio recientemente publicado: “Do New Forms …
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.