Al igual que los colegios estatales, el éxito o el fracaso de las escuelas de gestión privada y financiación pública –concertadas en España, charter schools en Estados Unidos, academies en Reino Unido, etc.– no depende principalmente de su titularidad, sino de que dispongan de los recursos necesarios y, sobre todo, de que los empleen de forma inteligente, aprovechando su mayor autonomía. Varios ejemplos recientes lo confirman.
Un experimento en Liberia
The Economist resumía a principios de enero el caso de una iniciativa en Liberia. En 2016, el gobierno decidió recurrir a ocho organizaciones privadas –cinco de ellas sin ánimo de lucro– para que gestionaran 93 escuelas estatales de educación primaria. El objetivo era buscar alternativas a un…
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