En 1995 un tribunal federal estadounidense ordenó al Estado de Ohio hacerse cargo de la enseñanza pública de Cleveland, sustrayéndola a la autoridad del municipio, en vista de la penosa situación de los colegios. El Estado decidió entonces implantar el cheque escolar, para que las familias de bajos ingresos pudieran elegir un colegio privado si lo deseaban (ver servicio 124/96).
El proyecto tuvo buena acogida, pues se presentaron 6.000 solicitudes para las 2.000 plazas que permitía el presupuesto. El cheque se concede a las familias cuyos ingresos no sean superiores al doble de lo que se considera el nivel de pobreza; y cubre el 90% del gasto escolar hasta un máximo de 2.500 dólares anuales por alumno (el coste medio por alumno en la escuela pública es de 6.500 dólares).
Después el programa se ha ampliado hasta incluir a 3.000 alumnos y 55 colegios privados. Tras dos años de funcionamiento, un estudio del Harvard Programme on Education Policy and Governance ha evaluado los resultados de esta experiencia, según informa The Economist (29-XI-97). Los resultados contradicen algunas de las críticas que suelen hacerse al cheque escolar. Las escuelas privadas no han cerrado sus puertas a los alumnos de familias desfavorecidas, ya que el 75% de los beneficiarios proceden de ellas.
Las dos terceras partes de las familias participantes se sienten «muy satisfechas» con la calidad académica del colegio elegido, en comparación con menos de un tercio de las familias que solicitaron el cheque pero no se les concedió. Y son dos veces más las que están «muy satisfechas» con la seguridad, disciplina, valores morales y atención individual que se ofrece en los colegios privados. El 85% de los padres afirma que la calidad del colegio era una de las razones más importantes para participar en el proyecto y el 79%, la seguridad. En cuanto a los resultados escolares, el informe examina los de un 20% de los alumnos que participan en el programa. Estos han ganado, como media, 5 puntos porcentuales en lectura y 15 en matemáticas, respecto a la media nacional.
El programa de Cleveland tiene un problema logístico, ya que aunque todos los alumnos tienen garantizado el transporte público, su organización es más compleja.
Los principales opositores al programa del cheque escolar son las organizaciones de profesores de la enseñanza pública, que han recurrido a los tribunales aduciendo que gastar dinero público en centros confesionales viola la separación entre la Iglesia y el Estado. El caso puede llegar al Tribunal Supremo.
A pesar de las críticas, el plan sigue ganando partidarios. En una encuesta realizada en 1993, el 74% era contrario a destinar fondos públicos a los colegios privados. Pero el porcentaje se ha equilibrado en 1997.