El distrito compartido, con el que se pretende facilitar a los estudiantes españoles la elección de la universidad pública de su preferencia, ha tenido escaso éxito en sus dos primeros años de aplicación, según los últimos datos del Consejo de Universidades.
En el presente curso, para las 6.810 plazas que ofrecieron las distintas universidades a alumnos de otras regiones, hubo 12.003 peticiones, pero sólo se concedieron 3.415. En el curso anterior, la oferta fue de 5.341 plazas, de las que se concedieron 3.764; pero sólo 1.500 estudiantes se matricularon de hecho en los centros solicitados.
El gran número de plazas sobrantes se atribuyó a que cada universidad gestionó las solicitudes a ella dirigidas, en vez crear una oficina central que tramitara todos los expedientes y depurase las duplicaciones. Para evitar este inconveniente, este curso el propio Consejo de Universidades se ha encargado de gestionar las peticiones. Pese a ello, y a que se han ofrecido 1.469 plazas más, el número de concesiones ha sido menor que en el curso pasado.
La razón del fracaso, según el Consejo de Universidades, se encuentra en que muchos alumnos que se acogieron al distrito compartido no lograron alcanzar la nota mínima establecida en la correspondiente universidad para acceder a la carrera elegida. Otros factores contribuyen a frenar la movilidad estudiantil: la poca generosidad de la fórmula -cada universidad ofrece a los estudiantes foráneos un máximo de 10 plazas por centro-, la tendencia tradicional a estudiar en Universidades de la propia región y la escasez de becas para afrontar los mayores gastos que supone estudiar fuera.
Los distritos que más solicitudes han tenido son los de Castilla y León, Andalucía y Madrid. Los que más plazas han concedido son Madrid (640), Castilla y León (590) y Galicia (538).