Sin libertad de culto en la Universidad de Barcelona

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El acoso constante al que se han visto sometidos en los dos últimos meses los estudiantes y profesores asiduos a la Misa celebrada en la Facultad de Económicas de la Universidad de Barcelona ha provocado el cierre cautelar de la capilla (cfr. ABC, 14-01-2011). En algunas de las noticias publicadas y comunicados se presenta el cierre como una medida para evitar los disturbios y la confrontación violenta entre dos facciones, los creyentes y los laicistas. Pero, en realidad, son sólo unos los que enarbolan la violencia para impedir que los otros ejerzan su derecho a la libertad de culto, una libertad tan básica que está garantizada hasta en países como los musulmanes, en los que no existe propiamente libertad religiosa.

La Universidad catalana tiene un acuerdo firmado con el Arzobispado que data de 1988 en el que se prevé que haya espacios en la universidad para el culto católico. Pero los grupos que comenzaron a boicotear las misas -comiendo en la sala sus bocadillos y haciendo ruidos con sus teléfonos móviles- reivindican el cierre definitivo de la capilla en pos de una universidad laica. Los responsables de la institución académica han hecho público un comunicado en el que señalan que “los tiempos cambian, pero en todo caso, el debate ha de tener lugar en los foros y los órganos pertinentes y en condiciones de respeto”. Curiosamente el lema de la Universida reza en latín “Libertas perfundet omnia luce” -la libertad lo inunda todo de luz-, menos la capilla que permanecerá a oscuras al menos durante el tiempo que permanezca cerrada.

No es la primera vez que acontecen sucesos de esta naturaleza contra la libertad de culto y contra la Iglesia católica en particular. El pasado mes de diciembre, el cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, tuvo que suspender una conferencia prevista en la Universidad Autónoma de Madrid por el boicot de algunos estudiantes y grupos antisistema. La delegación del Gobierno en Madrid había comunicado previamente al Arzobispado que no podía garantizar su seguridad si se celebraba el acto y las autoridades académicas miraron a otro lado.

La falta de libertad de culto que se vive en algunas universidades españolas se suma a los ataques contra la libertad de expresión que han obligado a algunos políticos e intelectuales a suspender sus intervenciones por no contar con el beneplácito de los grupos antisistema y alborotadores que algunos todavía se empeñan en denominar “alumnos progresistas”.

En la Universidad, antaño ejemplo de respeto por todas las realidades y creencias, campan hoy a sus anchas personajes que, en nombre de la laicidad y la libertad, dan muestras de la más abyecta intolerancia ante la pasividad de quienes pueden y tienen el deber de evitarlo.

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