Un colegio para ellos solos

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La periodista Linda Frum entrevista en el diario canadiense National Post (Toronto, 5-I-99) a J. Douglas Blakey, director del colegio masculino Upper Canada College. Blakey expone sus razones a favor de la enseñanza diferenciada.

– Está generalmente aceptado que, en un ambiente educativo, es agobiante para las chicas estar rodeadas de chicos. ¿Ocurre lo mismo con los chicos?

– Absolutamente. Desde el punto de vista de la autoestima, ningún chico quiere estar en una clase donde una chica es mejor lingüísticamente, se expresa mejor, lee mejor. A los chicos no les gusta cuando no pueden competir bien.

– Siempre damos por supuesto que los chicos están seguros de sí mismos. Pero ahora se dice que son los chicos quienes sufren.

– También los chicos son frágiles. Necesitan una atención y unos cuidados específicos, igual que las chicas.

– Se teme que en un ambiente exclusivamente masculino los chicos saquen lo peor de sí mismos, su lado violento.

– No es extraño. De hecho, puede ocurrir. Si no se educa a los chicos, el ambiente se puede convertir en el de El señor de las moscas. Nuestro colegio tiene un exigente programa deportivo. Somos conocidos por eso. En arte, teatro y música no somos tan conocidos, pero tenemos buenos programas. La participación de los chicos en esas actividades es mucho más alta en un colegio de chicos que en uno mixto. Porque gusta. No es aburrido. Tenemos un coro de 55 chicos…

– ¿Qué ocurre con el efecto socializador de las chicas? Los chicos quieren impresionar a las chicas, por eso amansan sus instintos bruscos. Quitemos eso y empezarán a competir unos con otros, como en un infierno.

– No veo que eso ocurra. En un buen colegio tienes que tener cuidado con el potencial señor de las moscas. Si lo tienes, puedes manejar ese potencial, contrarrestarlo.

– Los chicos que pasan todos sus años escolares en colegios masculinos, ¿no terminan viendo al otro sexo como algo extraño?

– La visión del sexo contrario tiende a ser mucho más positiva entre los alumnos de los colegios masculinos que entre los de colegios mixtos. En los mixtos hay mucha más presión para ajustarse a los estereotipos del género. Las chicas pasan muchas horas acicalándose y preocupándose por la moda. Los chicos juegan al fútbol, actúan como «machos» y se pelean. En un colegio masculino, si estás en el coro, en el teatro o en el equipo de fútbol, lo haces porque quieres estar allí. Y das por supuesto que a las chicas les ocurre lo mismo. No se trata de que nunca tengan que estar con chicas o mujeres, sino de educarles durante un tiempo sin ellas.

– ¿Cómo se enseña a los chicos de forma diferente?

– En Lengua, es cuestión de seleccionar el material más atractivo para los chicos, como La Odisea, Macbeth…

– ¿Historias con decenas de muertes?

– Y guerras. Y resulta que su lectura y ortografía mejoran tremendamente. Esta mejora se ha atribuido al plan de estudios y al hecho de que no tienen que competir con las chicas, que son más maduras y más capaces que los chicos a la misma edad. Las chicas tienden a ser más diligentes. Están más dispuestas a seguir una dirección. Los chicos se levantan y no paran quietos. Además, son de 18 meses a dos años más inmaduros. Esa diferencia se mantiene hasta la adolescencia, lo que representa un importante reto para el profesor. ¿Por dónde empiezas?

– Las feministas podrían temer que la separación trajera consigo que los chicos resultaran favorecidos. Sin embargo, usted pretende fomentar un ambiente en el que no se queden rezagados.

– Es curioso. Entre las estadísticas británicas que he podido examinar, se encuentran las clasificaciones de centros de enseñanza por los resultados académicos. En cinco años seguidos, 48 de los 50 mejores colegios son de enseñanza diferenciada, masculinos y femeninos a partes casi iguales. Una buena demostración del valor de la educación diferenciada.

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