Camille Paglia es escritora y profesora universitaria en Filadelfia, Estados Unidos. A pesar de sus puntos de vista libertarios en asuntos como la identidad de género (ella es lesbiana), el aborto o el consumo de drogas, ha sido mal vista por el feminismo oficial, por su defensa de la masculinidad y sus críticas a la excesiva feminización de la escuela.
En un reciente artículo para Time, Paglia pide que la educación sexual que se imparte en los colegios deje de ser un conjunto de charlas poco objetivas y muy ideológicas dadas frecuentemente por personal poco cualificado. En su opinión, habría que estandarizar los contenidos y profesionalizar la docencia.
Paglia recomienda dividir los contenidos en partes claramente diferenciadas, y que cada parte sea impartida por expertos. Un primer apartado sería la anatomía: “los estudiantes merecen una explicación clara, objetiva y seria del cuerpo, y no los mensajes de ‘siéntete bien contigo mismo’ que hoy infectan los libros de educación sexual”. También hacen falta educadores en salud sexual; “sin embargo, aunque se debe informar sobre los preservativos, los colegios no son el lugar para distribuirlos, como se está haciendo en distritos escolares de Boston, Nueva York o California”.
Otro aspecto que, según Paglia, convendría cambiar es la frecuente utilización de estas clases para transmitir determinadas opciones ideológicas. En opinión de la autora, muchos educadores autodenominados progresistas se mofan de las ideas “conservadoras” sobre la sexualidad –todas las que se oponen a las suyas– diciendo que solo buscan producir miedo y vergüenza en unos estudiantes ya “emancipados” en este terreno. Sin embargo, comenta Paglia, “un poco más de miedo y de vergüenza sería deseable en una sociedad tan hedonista y tan dominada por los medios de comunicación”.
Paglia también pide neutralidad en lo referente a la homosexualidad. Aunque es lesbiana, explica que “las escuelas deberían permanecer imparciales en este tema, y permitir que la sociedad evolucione por sí misma”.
Por otro lado, Paglia explica que sería conveniente separar a niños y niñas en las clases de educación sexual. Ignorar las diferencias propias de cada sexo, y los distintos problemas a los que se enfrentan, “sería traicionar tanto a unos como a otras”. “Los niños necesitan lecciones de ética básica” (por ejemplo, no aprovecharse de la embriaguez de las chicas), mientras que ellas tienen que aprender a no convertir su sexualidad en un instrumento para ser más populares, algo difícil en una sociedad que las bombardea con la idea de vestir sexy para atraer la atención de los hombres.