La instrucción cívica y moral vuelve a la escuela francesa con el fin de dar a los alumnos un fondo común de valores. Este es uno de los cambios principales de los nuevos programas para la escuela primaria, sobre los que se ha abierto un periodo de consultas con los profesores.
En la presentación de los programas, el ministro de Educación, Xavier Darcos, afirmó que “esta enseñanza permite al niño descubrir progresivamente los valores, los principios y las reglas que rigen la organización de las relaciones sociales, desde el respeto de las normas elementales de cortesía hasta las reglas de organización de la vida democrática”.
Los sindicatos de profesores, entre los que predominan las ideas de izquierda, ven este cambio como una forma de nostalgia por la escuela de la III República (1875-1940). Tras la instauración de la escuela laica y obligatoria en 1882, la enseñanza de la moral cívica tenía como objetivo transmitir los valores republicanos en la Francia de mayoría católica. En el siglo XX, sobre todo a raíz de mayo del 68, esta enseñanza cayó en desuso, a la vez que se extendían la pérdida de autoridad del profesorado y el menosprecio de las reglas.
Ahora, los vientos soplan en otra dirección. En la era Sarkozy se trata de reforzar la autoridad en la escuela, rehabilitar las reglas de buena educación e inculcar el sentimiento de la identidad francesa.
Según lo expuesto en los nuevos programas, los alumnos “descubren los principios de la moral, que pueden ser presentados bajo forma de máximas ilustradas y explicadas por el profesor”. Por ejemplo, “la libertad de uno acaba donde empieza la del otro”, “no hagas a otro lo que no quisieras que te hicieran a ti”, “nunca se supone la ignorancia de la ley”, etc.
Los alumnos deben aprender las reglas de cortesía cuando se dirigen a un adulto o a un compañero, tratar de usted al profesor, aplicar los usos sociales de respeto (no interrumpir al que habla, levantarse cuando el profesor entra en el aula, cooperar en la vida de la clase, con la distribución y ordenación del material).
También se impartirá instrucción sobre reglas de higiene y de seguridad, los riesgos ligados al uso de Internet y las diferentes formas de maltrato y el rechazo de la discriminación.
Igualmente los alumnos recibirán una primera enseñanza sobre los símbolos de la República y, por primera vez, de la Unión Europea. Entre otras cosas, aprenderán a reconocer el himno La Marsellesa y a ponerse de pie cuando lo oigan.
A los sindicatos de profesores no les entusiasma esta vuelta a la instrucción cívica y moral, que sustituye a la actual materia de educación cívica. Unos dicen que estas reglas están ya anticuadas: “Es volver al catecismo republicano”, a las formas exteriores de respeto. Otros aseguran que si en la escuela de la III República se podía invocar una moral ampliamente compartida, en la sociedad pluralista no es así. Por parte de la enseñanza católica, Claude Berruer, adjunto al secretario general, comenta que “la moral no se aprende memorizando una máxima, sino haciendo que los alumnos adopten un comportamiento”.