Contrapunto
Las campañas de control demográfico se presentan como respuesta a las necesidades de la gente, pues se alega que en los países en desarrollo existe una «demanda insatisfecha» de anticonceptivos. Esta hipótesis, negada por varios estudios (ver servicio 83/94), ha sido objeto de refutación experimental en la India.
Ese país gasta el equivalente de 18 millones de dólares anuales en producir preservativos para distribuirlos gratis a la población. Pero, como acaba de reconocer el Ministerio de Sanidad, la mayoría (unos 450 millones de los 890 millones de unidades repartidas hasta ahora) se usan para otros fines. Por ejemplo, para tapar fisuras en radiadores de automóviles o -convenientemente coloreados- para venderlos como globos. Muchos fabricantes de juguetes los funden para aprovechar el látex y hacer con él diversos productos.
Según el Ministerio, los preservativos no se emplean como se esperaba, entre otros motivos, porque la gente desconfía de lo que se da de balde. Entonces, razón de más para dudar de esa teoría de la demanda insatisfecha, no comprobada en el mercado. Pero también debe de ocurrir que la población no experimenta tanta necesidad de preservativos, pues los indios han demostrado que no rechazan las vacunas, aunque sean gratis.
Lo más gratuito es la justificación de la campaña, basada en el postulado de que la gente quiere tener menos hijos. Al final, esa afirmación no probada se traduce en una invasión de anticonceptivos no deseados.
Rafael Serrano