Roma. Cuarenta asociaciones y comités que defienden la familia han escrito una carta abierta al primer ministro italiano Matteo Renzi en la que manifiestan su total oposición a un proyecto de ley sobre uniones civiles, que quiere regularizar las parejas homosexuales y la cohabitación. El proyecto de ley Cirinnà, llamado así por su relatora, la senadora del Partido Democrático Mónica Cirinnà, ha sido aprobado por la comisión de Justicia del Senado. Al mismo tiempo, el pleno de la Cámara italiana ratificó la nueva ley del divorcio breve. En caso de acuerdo entre los cónyuges, los italianos podrán divorciarse tras sólo seis meses de separación, y un año en caso de sentencia judicial. Hasta ahora tenían que transcurrir tres años entre la separación y la declaración de divorcio.
Mateo Renzi es un centrista en temas económico-sindicales, al que sus compañeros de partido acusan de “derechizar” el partido Democrático y golpear sobre todo a la izquierda (vid. Aceprensa 20-11-2014). Pero en el terreno de la familia, su línea de acción no concuerda con lo que cabría esperar en alguien que viene de las filas del PPI (Partito Popolare Italiano), la formación en la que confluyeron los ex democristianos tras la debacle de “Manos Limpias”.
Con la nueva ley del divorcio, los italianos podrán divorciarse tras sólo seis meses de separación
Si consigue que se apruebe la nueva ley electoral que se discute en el parlamento, ha comentado Renzi a sus colaboradores, “abriremos inmediatamente la campaña de los derechos civiles, con el ius soli y la unión entre parejas del mismo sexo. Y nosotros estas cosas las llevaremos a la práctica, a diferencia de los que estaban antes”, insistió Renzi en clara referencia a precedentes gobiernos del PD. El ius soli es dar automáticamente la nacionalidad italiana a los hijos de extranjeros nacidos en territorio italiano (hasta ahora solo se puede pedir al alcanzar la mayoría de edad y tras residir establemente en Italia).
Cómo sería la unión civil
En su actual redacción, el texto base del proyecto de ley Cirinnà quiere regular las uniones civiles para las parejas homosexuales y las que cohabitan. Se crea una nueva entidad para las parejas del mismo sexo, se aproxima las uniones homosexuales al matrimonio, y se las introduce en el código civil italiano. También se permite la “stepchild adoption”, la adopción del niño que vive con una pareja del mismo sexo, y que es hijo biológico de uno de los dos componentes. No se hace referencia a la fecundación asistida (en Italia las mujeres solas o las parejas lésbicas no pueden acceder a la fecundación in vitro).
Según la propuesta, la unión civil se constituye ante un órgano del Registro Civil, en presencia de dos testigos, y se inscribe en un registro municipal. Se certifica con un documento que atestigua la constitución de la unión y que debe contener los datos personales, el régimen patrimonial y la residencia. Se podrá escoger uno de los dos apellidos o adoptar los dos. El proyecto de ley pasará ahora a debate en el pleno del Senado y si es aprobado irá a la Cámara.
El proyecto se encuentra todavía en una fase muy inicial, y en el trámite parlamentario completo puede experimentar bastantes cambios
En la carta abierta a Renzi, los firmantes mantienen que el proyecto de ley sobre uniones civiles “más allá de equilibrios lingüísticos, introduciría en nuestro país el matrimonio entre personas del mismo sexo”, y manifiestan su “total oposición” al mismo. Consideran que el proyecto “es claramente anticonstitucional”, y que sus defensores “tendrían que atreverse a pedir una reforma constitucional” antes de proponer en el Senado una iniciativa “que representa la ideología de una élite minoritaria y no el pensamiento profundo” del pueblo italiano. Apoyar el proyecto Cirinnà “significa de hecho, y más allá de cualquier intención, sostener el fuerte ataque a la familia que la misma relatora del proyecto, durante una sesión de la comisión, declaró oficialmente que quería demoler”.
Matrimonio sin llamarlo así
Es cierto que, tal como está ahora, el proyecto de ley acabaría asimilando las uniones civiles al matrimonio, y abriría el camino a la legalización de adopciones por parte de parejas homosexuales, y al “útero de alquiler”, ya que –dice la carta a Renzi– “nunca, ningún niño ni ninguna niña, podrán nacer de una pareja homosexual”. Sin embargo, el proyecto se encuentra todavía en una fase muy inicial, debe ser revisado y aprobado por el pleno del Senado en primer lugar, y luego –por el sistema bicameral perfecto italiano- pasará al estudio de la Cámara. Necesitará muchos meses de trámites –el iter completo puede exigir más de un año- y se espera que en estos pasos se consiga una mejoría sustancial.
Según Francesco Belletti, presidente del Forum de asociaciones familiares, la propuesta Cirinnà “es intencionalmente ambigua: no llama ‘matrimonio’ a aquello que más tarde lo será Las reglas propuestas por este proyecto de ley, de hecho constituyen un matrimonio entre personas homosexuales. Pero el matrimonio es otra cosa, la institución que Italia necesita, el sistema de protección de la infancia exige otras características”.
Los firmantes desafían a los promotores de la ley a presentar una reforma constitucional
Belletti no se opone a los homosexuales: “El tema de los derechos de las personas homosexuales es un tema serio, que se tiene que afrontar bien. Nosotros estamos totalmente dispuestos a suscribir y apoyar cualquier proyecto que defienda los derechos de las personas en estas uniones afectivas. Pero transformarlo en un matrimonio, con responsabilidades parentales y asimilarlas completamente a lo previsto por la Constitución, esto es impensable”. “Estamos dialogando con los parlamentarios de todos los partidos, hemos ido a hablar a la comisión, lástima que la senadora Cirinnà, cuando hemos empezado a hablar, se haya marchado del aula de modo ostentoso. Confirmando así una actitud de total cerrazón a escuchar posturas diversas” a la suya, concluye el presidente del Forum de las asociaciones familiares.
La ley del divorcio breve ha sido aprobada con los votos de, entre otros grupos, el Area Popolare, el sector que agrupa parlamentarios de origen católico. Maurizio Sacconi, miembro del mismo, ha explicado que se trataba del “mal menor”: “Hemos conseguido limitar los daños. Si la ley se hubiera aprobado con el texto del PD y M5S (Movimento 5 Stelle, el partido de Beppe Grillo), habríamos llegado a una banalización del matrimonio”. “Yo hubiera preferido una diferencia temporal ligada a la presencia de los hijos”, afirmó Sacconi, “pero el daño principal se ha podido evitar: había sectores que querían el divorcio inmediato”, sin mediar ninguna espera.