EE.UU.: Las personas casadas tienen mejor salud

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Según el estudio «Marital Status and Health: United States 1999-2002», las personas casadas gozan de mejor salud que el resto, en los tres grupos de edades analizados (18-44 años, 45-64 años y 65 años o más). El estudio ha utilizado más de 127.000 encuestas de los National Health Interview Surveys de Estados Unidos.

Durante muchos años, los estudios han confirmado que las personas casadas tienen mejor salud que las que no lo están, sean solteras, separadas, divorciadas o viudas (cfr. Aceprensa 101/02). Desde la primera vez que se descubrió esa correlación hasta ahora, se han producido muchos cambios: retraso de la edad del casamiento, extensión del divorcio y de la cohabitación, etc. Sin embargo, la relación entre estado civil y salud sigue existiendo.

Este estudio aporta un análisis por grupos de edades y contexto social (ingresos, procedencia, raza, estudios), y también el porcentaje los que padecen más de nueve tipos de problemas de salud según el estado civil. Al igual que hace treinta años, las personas separadas o divorciadas padecen más enfermedades o limitaciones que las casadas. Sin embargo, en varios casos, las personas viudas tienen ahora el mismo riesgo o más de padecerlas que las separadas o divorciadas, sobre todo en el caso de las más jóvenes.

Estos casos prácticamente no necesitan explicación, ya que divorciarse o enviudar supone un cambio importante de las condiciones de vida que puede influir directamente en la salud. En cambio, son menos «lógicas» las diferencias en términos de salud que hay entre los casados y los que cohabitan. Así, por ejemplo, ajustados los porcentajes de los tres grupos de edades, el 2,1% de las personas casadas padecen algún tipo de enfermedad psicológica seria, contra un 3,7% de los que cohabitan, y el 27,6% de los casados sufre dolores de espalda, contra un 33,9% de los que viven en pareja de hecho.

Las mayores diferencias se dan, no obstante, en los subgrupos. El 4,5% de las mujeres que viven en pareja de hecho sufren enfermedades psicológicas serias (2,4% de las casadas); también los padecen el 7,5% (hombres y mujeres incluidos) si viven en la pobreza (5% de los casados). El 36,5% de las mujeres que cohabitan padecen dolores de espalda (28,3% de las casadas), etc.

Junto con esto, las personas que cohabitan tienen a ser mucho más pasivas en su tiempo libre e introducir comportamientos que el estudio pone en relación con esa actitud, como el consumo de alcohol o tabaco. El 8,2% de las personas que cohabitan tienen un consumo importante de alcohol: el mayor de los cinco grupos, por encima de los divorciados o separados (6,4%) y de los casados (3,7%), que es el menor.

El estudio concluye que la salud y los hábitos de las personas que cohabitan son muy semejantes o incluso peores en algunos casos que los de las personas divorciadas o separadas. En cambio, el único indicador en el que las personas casadas salen mal paradas es en el sobrepeso y la obesidad. El 56,1% de las personas casadas tienen sobrepeso, un porcentaje superior al de los demás grupos (el de los solteros, con el 44,2%, es el más bajo). Sin embargo, es más frecuente en los hombres que en las mujeres. De manera que el estado civil más sano para las mujeres es el matrimonio, pues incluso en este indicador son menos que las viudas, separadas y divorciadas.

Por último, el estudio confirma que aunque hay diferencias significativas en los porcentajes de enfermedades según el contexto social de las personas, en conjunto la extracción social (procedencia, ingresos, estudios, raza) no influye: lo determinante es el estado civil.

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