Que nuestras casas son más que meros lugares de paso donde comer y dormir se ha vuelto patente en un escenario de pandemia y confinamiento. Pero, como señalan Carrie Gress y Noelle Mering, autoras de dos volúmenes sobre la “teología del hogar”, el interés que suscitan las “artes domésticas” contrasta con el escaso reconocimiento hacia la persona que se ocupa de la casa. Frente a una concepción del trabajo en términos de éxito y poder, en sus libros defienden la aportación única e indispensable de quien hace de la casa un hogar.
La pandemia nos ha colocado en una relación nueva con nuestras casas: al pasar tanto tiempo en ellas, comenzamos a percibir no solo sus carencias, sino también lo que veíamos mejorable para convertirlas en un lugar d…
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