El arzobispo Renato Martino, representante permanente de la Santa Sede ante la ONU, anunció en Nueva York que el Vaticano retirará su contribución anual a UNICEF, por su política favorable al control de la natalidad y al aborto.
Mons. Martino afirmó que UNICEF «no ofrece contabilidad de los fondos donados para actividades específicas de protección de la infancia»; que «ha participado en la publicación de un manual de la ONU en el que se promueve la distribución de abortivos a las mujeres refugiadas»; y que «ha promovido cambios en la legislación internacional relativa al aborto». Asimismo, afirmó que la Santa Sede ha tenido «noticias de empleados de UNICEF que están distribuyendo anticonceptivos y aconsejando su uso».
El corte de las ayudas es el desenlace de una historia de desmentidos y ambigüedades por parte de UNICEF. Durante años, el Vaticano se ha unido a la aportación de los católicos con ayudas simbólicas a UNICEF (2.000 dólares en 1996). En los últimos años, un cambio de orientación en la organización, considerado ambiguo por el Vaticano y contrario a las enseñanzas de la Iglesia y a los fines primigenios de UNICEF, motivó una denuncia de la Santa Sede. El Vaticano decidió entonces limitar su contribución a programas específicos en favor de los niños, para asegurar que sus donativos no se emplearan en el control de la natalidad y para dar un toque de atención a UNICEF (ver servicio 148/93). La dirección de UNICEF negó las acusaciones de la Santa Sede y aseguró que no participaría en programas antinatalistas. Sin embargo, según Mons. Martino, las promesas no se han cumplido, y «la nueva implicación de UNICEF ha obligado a la Santa Sede a dar este paso».
La retirada del apoyo puede repercutir en las aportaciones de los católicos en todo el mundo, pues la ayuda del Vaticano servía de ejemplo. El arzobispo dijo que «la Santa Sede se siente obligada a advertir a los fieles católicos del cambio de las actividades de UNICEF».