“La presencia paterna es un elemento educativo primordial”, afirma Bradford Wilcox, director del National Marriage Project de la Universidad de Virginia, en una entrevista que publica el suplemento Familia de ABC (15-07-2011).
Wilcox destaca varios aspectos del papel del padre en la familia: normalmente es el que trae más dinero a casa, incluso hoy día en que muchas madres trabajan; tiende a disciplinar más firmemente a los hijos y a obtener más obediencia de los adolescentes varones; a la hora de jugar con los niños aporta juegos más físicos que constituyen lecciones importantes sobre cómo controlar el cuerpo y las emociones; genera autoconfianza en los hijos para afrontar las oportunidades y dificultades de la vida.
Otra función importante es “amar a la madre de sus hijos”. “En un buen ambiente familiar –explica–, los hijos varones son capaces de observar cómo el padre trata con respeto y afecto a la madre, de manera que es más probable que luego ellos mismos traten a las mujeres con el mismo respeto cuando se hacen mayores. Del mismo modo, las chicas que crecen en tales hogares tienen más probabilidad de esperar ese mismo trato respetuoso por parte de sus novios y de sus futuros maridos”.
Entre las diversas casuísticas familiares, la familia intacta sigue siendo la situación ideal para Wilcox. “Todas las investigaciones demuestran que cualquier desviación de lo que llamo el ‘estándar oro’ –la familia intacta, constituida por los padres biológicos, casados– supone altos riesgos en la vida emocional y en los problemas sociales”. Reconoce que hay excepciones, y que hay madres solteras que logran educar bien a sus hijos. Pero, en los grandes números, las estadísticas son claras. “El alejamiento del ‘estándar oro’ aporta riesgos. Esto es cierto para los hijos que son adoptados, para los que han visto el divorcio de sus padres y para quienes solo tienen padre o madre. La cuestión es que fomentar la familia intacta y ayudarla es la mejor manera de asegurar una mejor situación de los hijos”.
La ausencia de la figura del padre en el hogar tiene repercusiones tanto en los hijos varones como en las chicas. “Al no tener un adecuado modelo de masculinidad en casa, algunos [hijos varones] se ven tentados a adoptar actitudes de macho, como para probar su hombría, y esto puede estar asociado a un comportamiento violento y delictivo”.
En cuanto a las chicas, “tanto si viven solo con sus madres o si estas comparten el hogar con su novio o un nuevo marido, las chicas se ven a sí mismas más frecuentemente como un objeto sexual”. En cambio, “tener al padre biológico en casa parece proteger a las niñas, tanto de una temprana pubertad como de una actividad sexual siendo adolescentes. El elemento que más influye en las niñas para retrasar la actividad sexual es la relación padre-hija, más importante en este caso que la relación madre-hija”.
Cuando le preguntan si puede suplirse la figura del padre en el caso de hijos criados por una pareja de lesbianas, contesta: “El daño del divorcio en los hijos tardó 25 años en quedar constatado universalmente y aún es pronto para que los estudios científicos puedan pronunciarse inequívocamente sobre la influencia del matrimonio homosexual.. Hasta ahora no se han apreciado diferencias significativas entre hogares de padres heterosexuales y los constituidos por parejas homosexuales, pero se trata de investigaciones basadas en pequeñas muestras que no son representativas”.