En Italia no se registrarán las bodas gays realizadas en el extranjero

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“Volvería a escribirla sentencia exactamente igual. Me queda, sin embargo, una profunda amargura por los violentos ataques personales que no creo merecerme, y espero que esta entrevista contribuya a tranquilizar el clima general y, especialmente, para que quede claro que la solución a la regulación de las uniones homosexuales no se debe pedir al juez sino a la política”. Esto es lo que ha dicho al diario italiano La Repubblica el juez Carlo Deodato, redactor de la sentencia del Consejo de Estado (máximo organismo jurisdiccional administrativo) que ha establecido que los matrimonios homosexuales realizados fuera de Italia no pueden ser reconocidos en este país porque la Constitución italiana determina que el matrimonio solo se realiza entre dos personas de distinto sexo.

Las organizaciones LGBT ya han decidido recurrir ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y acusan al juez Deodato de falta de imparcialidad. En su perfil de twitter, el magistrado ha retuitado frases de los “Sentinelle in piedi”, un movimiento inspirado en el francés Veilleurs debout, que defienden la familia formada por un hombre y una mujer y rechazan las adopciones de niños por parejas homosexuales. En concreto, las frases son: “La nueva resistencia se llama defensa de la familia, y ‘Yo quería un papá y una mamá, no dos mamás’: firmado una hija de trasgender”.

La sentencia ha dado la razón al ministro del Interior, que rechazó las inscripciones de parejas del mismo sexo realizadas por algunos alcaldes

Según los activistas LGBT, estas frases “hacen dudar al menos” de la objetividad del juez que, por su parte, dice que no se esperaba estos ataques: “Creo que la decisión adoptada es técnica y legalmente correcta, sin ningún tipo de contaminación ideológica. Las acusaciones que se me han dirigido se refieren a mi supuesta parcialidad ideológica, pero no a la justicia de la sentencia, que invito a todos a leer con ecuanimidad y distancia”.

Una decisión colegial

En cuanto a la acusación de que al redactar la sentencia se ha dejado influir por su fe católica, el magistrado ha declarado a La Repubblica que “las opiniones personales y la formación cultural que pertenecen a cada juez, y que pueden expresarse en diferentes formas, no influyen de ninguna manera en el ejercicio de la función jurisdiccional. Un buen juez es el que aplica la ley tomando decisiones coherentes con ella, sin dejarse influir en ningún modo por sus creencias de orden político, moral o religioso”, añadiendo que las decisiones del Consiglio di Stato “son adoptadas por un panel de cinco jueces, con el fin de minimizar el riesgo de que cualquier condicionamiento personal pueda afectar a la integridad de la decisión”.

Sobre la cuestión de que el presidente del tribunal también es católico, el juez Deodato dice que aparte del Presidente, “ignoro las convicciones religiosas de los demás miembros, y creo que la decisión adoptada era la única posible porque es la única respetuosa con el ordenamiento jurídico vigente en Italia”. Para una sentencia distinta, sería necesario un cambio de ley: “Como dejamos claro en la sentencia, la responsabilidad política de la disciplina jurídica de las uniones entre personas del mismo sexo corresponde exclusivamente al Parlamento italiano. No a los tribunales italianos, ni a los tribunales internacionales”.

En cuanto a las frases de twitter, Carlo Deodato responde que se ha limitado a compartir algunos mensajes: “no he hecho ninguna declaración, todo lo que hice fue intervenciones esporádicas de compartir mensajes, que, repito, de ninguna manera han afectado a mi juicio”.

La sentencia ha dado la razón al ministro del Interior italiano, Angelino Alfano, que rechazó las inscripciones de parejas del mismo sexo realizadas por algunos alcaldes. “Después de las protestas a veces violentas y de las apelaciones, el Consejo de Estado, me da la razón: los matrimonios entre personas del mismo sexo no están previstos por la ley italiana, las transcripciones hechas por los alcaldes son ilegítimas y la supervisión es responsabilidad de los prefectos”, ha comentado el ministro del Interior. En consecuencia se han rechazado las actuaciones de los alcaldes de Roma, Milán y Nápoles, que habían transcrito matrimonios entre parejas del mismo sexo, y Bolonia, que había dado luz verde a registrarlos.

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