Recientemente el gobierno español ha hecho pública su intención de distribuir gratuitamente la píldora del día siguiente. La razón que da para justificar tal decisión es que así se conseguirá disminuir el número de embarazos de adolescentes, los abortos y los casos de enfermedades de transmisión sexual. Pero los datos disponibles indican lo contrario.
Un estudio publicado hace unos años en el British Medical Journal (BMJ 321; 488, 2000) concluía que el uso de cualquier medida de contracepción de emergencia no solo no disminuye el índice de abortos, sino que incluso lo triplica (ver servicio 175/00). Más tarde apareció otro estudio (BMJ, 324; 1426, 2002) sobre la incidencia de las campañas y programas escolares impartidos en los últimos treinta años que pretenden conseguir el retraso de la actividad sexual, el aumento del uso de anticonceptivos y la reducción de embarazos en adolescentes. El estudio demostró que la educación sexual que se ha venido dando no ha conseguido ninguno de esos tres objetivos (ver servicio 162/02). Finalmente, un reciente trabajo publicado en Human Reproduction (19; 553, 2004) concluye que desde enero de 2001, fecha a partir de la cual la píldora del día siguiente se ha podido adquirir en Inglaterra sin receta médica, incluso por adolescentes de 16 años, su eficacia para reducir el número de embarazos ha sido mínima. Solamente se ha conseguido evitar 5 embarazos por cada 10.000 usuarias y año.
Según el Ministerio de Sanidad, en 2001, año en el que se empezó a distribuir en España la píldora del día siguiente, se practicaron 69.587 abortos. En 2002, año en el que -según la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología y la Sociedad Española de Contracepción- se superaron las 350.000 recetas de la píldora, el número de abortos subió a 77.125, un 10% más que el año anterior (ver servicio 40/03).
Otro dato interesante es que entre las jóvenes, principales usuarias de la píldora, la tasa de abortos por mil mujeres subió de 7,49 en 2000 a 8,29 en 2001. No parece que el objetivo de reducir el número de abortos se haya logrado, sino más bien todo lo contrario. Ha aumentado, o por lo menos prácticamente no ha disminuido en el tramo en el que la píldora más se ha utilizado.
Con respecto a las enfermedades de transmisión sexual ocurre algo similar. En los últimos años, tanto en España como en los países del entorno, se ha promovido y permitido el uso de la píldora del día siguiente y del preservativo. La promoción de los condones ha ido dirigida a evitar contagios. Sin embargo, la prevalencia de enfermedades de transmisión sexual no solo no ha disminuido sino que ha aumentado significativamente. Sobre esto hay abundante literatura científica. Por ejemplo, un trabajo publicado en el BMJ (322; 1135, 2001) constata que en Inglaterra, en los últimos cinco años, las infecciones de clamidia han aumentado un 70%; un 55% las de gonorrea y un 54% las de sífilis. En otro estudio similar (BMJ 322; 1160, 2001), se señala que en Inglaterra, entre 1996 y 1999 se incrementaron en un 61% los casos de clamidia, y entre 1993 y 1999 los de papiloma vírico humano aumentaron un 28%. En general, entre 1990 y 1999, el conjunto de enfermedades de transmisión sexual -que incluyen herpes genital, gonorrea y clamidia- aumentó un 49%. Un trabajo más reciente, también referido a Inglaterra (BMJ, 327; 62, 2003), que concluye que, en los últimos seis años, periodo en el las inglesas más han usado la píldora del día siguiente, y durante el que las campañas para promover el uso del preservativo han sido más fuertes, la gonorrea ha aumentado un 86%, las infecciones por clamidia un 108% y la sífilis un 500%.
Fuente: Provida Press (9-04-2004)