Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las muertes de niños menores de cinco años han disminuido un 27% a nivel mundial desde 1990. La muerte de 9 millones de niños de esas edades en 2007 todavía es preocupante, pero la cifra es sensiblemente inferior a los 12,5 millones que murieron en 1990.
Ahora bien, en los países en desarrollo de África y el resto del mundo, el progreso ha sido insuficiente para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), planteados por las Naciones Unidas para conseguir mejoras significativas en ocho áreas de salud y desarrollo para el año 2015. En lo que se refiere a la mortalidad infantil, la meta es reducirla en dos tercios para esa fecha.
Estos datos vienen recogidos en las Estadísticas mundiales sobre salud 2009, un informe anual basado en los más de cien indicadores de salud recogidos por los 193 miembros de la OMS.
El Dr. Ties Boerma, director del Departamento de Estadísticas de Salud e Informática de la OMS, afirmó que “el descenso en el número de muertes de niños menores de cinco años ilustra lo que puede lograrse mediante el fortalecimiento de los sistemas de salud y la ampliación de las intervenciones, tales como mosquiteras tratadas con insecticida contra la malaria y la terapia de rehidratación oral para la diarrea, el aumento del acceso a las vacunas y la mejora de abastecimiento de agua y saneamiento en los países en desarrollo”.
Sin embargo, el Dr. Boerma afirmó que, aunque los datos son alentadores, todavía queda mucho por hacer. Es necesario prestar mayor atención a los grupos más pobres dentro de los países donde el progreso es a menudo más lento y las tasas de mortalidad infantil siguen siendo elevadas. En este sentido, confirmó que la mortalidad infantil es mayor en zonas donde ha habido poca preocupación por la salud materna y neonatal. Aunque los datos son fragmentarios e incompletos, se estima que el 37% de las defunciones de niños menores de cinco años ocurren en el primer mes de vida, y la mayoría de ellas en la primera semana.
El informe también muestra la situación de otros ODM, revelando que la disponibilidad de medicamentos esenciales en los servicios públicos de salud es a menudo escasa y los precios siguen siendo elevados, incluso para los medicamentos genéricos. A pesar de estos datos, más de 3 millones de personas en los países en desarrollo reciben terapia antirretrovírica, lo que demuestra que el tratamiento complejo de las enfermedades crónicas es posible en los entornos de ingresos bajos.